Inesperadamente, tal vez porque hay campeones del mundo en la parrilla también con su futuro en el aire, Carlos Sainz se ha convertido en el centro de la Silly Season durante las últimas semanas. Sus declaraciones en el pasado Gran Premio de Austria tuvieron respuesta por parte no sólo de Toro Rosso, sino también de Red Bull Racing, la escudería matriz. Los roces entre Kvyat y Sainz durante las últimas carreras han servido además para echar aún más gasolina a una hoguera que ha cogido ya una altura considerable.
En Silverstone, se echó el anzuelo. No era normal escuchar que el segundo piloto británico de la parrilla podría perder su puesto en Renault antes del final del verano y que sería el madrileño el principal candidato a sustituirlo. Toro Rosso fue clara hace unas semanas, su intención es la de contar con sus dos pilotos actuales para el próximo año. Incluso en el caso de Kvyat, el cual está pasando uno de su momento más bajos de la temporada, con errores impropios de la calidad que se le presupone.
Aun así, el equipo quiere contar con los dos y en el caso de Sainz esto significa que pasaría el primero de los dos años de contrato que le quedan con Red Bull de nuevo pilotando para los de Faenza y a la espera de que se le abran las puertas de Milton Keynes. De no ser así, y como en otros deportes, todo aquel equipo que quiera contar con los servicios de Carlos antes de que llegue al final de su contrato, deberá pasar por caja, o en el caso de Renault, tal vez llegar a un acuerdo para ofrecer las unidades de potencia a Toro Rosso/Red Bull a un mejor precio. Las declaraciones de Horner son muy claras:
Sainz está bajo contrato con Red Bull y todavía le quedan dos años. Lo valoramos como un activo y un activo valioso. Si un equipo quisiera ficharlo, o si quisiera irse, tendría un precio. Si alguien quiere hacer una oferta, obviamente lo tomaremos en consideración. Pero el precio sería alto ya que estamos interesados en Carlos e invertimos mucho en él. No vamos a dejar que un activo se vaya así.