Carlin Dunne es leyenda eterna de la Subida a Pikes Peak. Él fue uno de los primeros competidores de la categoría de motos capaz de bajar de los 10 minutos, en este caso durante la ya famosa edición de 2013, año en el que no solo Sébastien Loeb y Peugeot consiguieron establecer su espectacular registro, sino que el propio Dunne consiguió un sitio dentro de la leyenda del PPIHC al meterse entre los 20 mejores registros al manillar de su Ducati Multiestrada con su brutal crono de 9:52.819. En 2018 repetirían victoria, de nuevo bajando de los 10 minutos, pero sin conseguir acercarse al récord 9:49.625 conseguido por la KTM Super Duke 1290 R oficial de Chris Fillmore en 2017. Este domingo, el piloto oficial de Ducati Norteamérica fallecía en la edición de 2019 de la Carrera hacia las nubes.
El anuncio llegaría ya superada la medianoche en Europa, en un comunicado oficial realizado por la filial de la marca norteamericana de motocicletas: “Lamentamos la trágica muerte de Carlin y él permanecerá en nuestros corazones para siempre como parte de la familia de Pikes Peak International Hill Climb. Carlin será recordado como un mentor de buen corazón con un espíritu competitivo. Era un hombre amable y considerado que impactaba a todos los que lo conocían. Siempre recordaremos su sonrisa contagiosa y su amor genuino por el deporte”. Descanse en paz.
La categoría de motos ya había experimentado un fuerte varapalo recientemente cuando en el Donegal Rally, la estrella de la Isla de Man, Michael Dunlop, sufría un accidente al volante de un Ford Escort Mk.II que le dejaba lesionado y sin posibilidad de competir en lo que iba a ser su debut estrella en la Subida de Colorado Springs con la BMW S1000R. La casualidad haría que en esa misma prueba Manus Kelly falleciera. Dunne completaba las dos primeras partes de la Subida, pero una caída en el último sector tendría como resultado su fallecimiento cuando competía con la Ducati Streetfighter V4 Prototype. La bandera roja y el mensaje en redes sociales del PPIHC en esos momentos asegurando que «no podemos ofrecer más información» no eran muy alentadores, confirmándose tan fatal desenlace horas después.
La competición quedaba en esos momentos en un segundo plano. Poco importaba el mejor registro absoluto de Robin Shute al volante del Wolf TSC-Honda de la categoría Unlimited. Si tiempo, de 9 minutos y 12,476 segundos lo dejaban lejos de cualquier récord en una edición que ha sido muy pobre en cuestión de grandes y prometedores proyectos. Esto ha llevado que por ejemplo el mejor piloto entre los Time Attack 1, Raphael Astier, del equipo de Romain Dumas, se metiera segundo con 9:23.721, mientras que el Top5 lo completarían los pilotos de Open, Peter Cunningham, David Donohue y Layne Schranz, todos ellos por delante del vencedor entre los Open Wheel, Paul Dallenbach.
Rhys Millen conseguía un tiempo de 10 minutos y 18,488 segundos con el Bentley Continental GT, muy por debajo del 10 minutos y 49,902 segundos que consiguó el año pasado con el Bentley Bentayga, y a años luz de los 11 minutos y 48,264 segundos logrado por el Tesla Model S. Entre las motos, récord amargo para Rennie Scaysbrook, el cual era capaz de rodar en 9 minutos y 44,963 segundos con la Aprilia Tuono V4 1000. Entre las grandes estrellas, Andreas Bakkerud no marcó tiempo, mientras que Liam Doran finalmente no tomó partida con el Ford RS200 de su padre y Travis Pastrana ganó entre los pilotos de la Yokohama Trophy con el Porsche Cayman GT4 Clubsport. Fumio Nutahara, Blake Williams o Paul Gerrard también aparecen sin tiempo final.