Una vez más, en este día de la Marmota permanente en que se convierte cada GP de Fórmula 1, McLaren confía en una mejora de prestaciones de cara al Gran Premio de Austria. Una vez más, los aficionados se preguntan si el coche aguantará la vuelta de formación, si conseguirá ver la bandera a cuadros o romperá en la última vuelta, si Fernando Alonso será capaz de rascar algo o si Stoffel supera un nuevo fin de semana sin quemarse definitivamente.
Honda trae una nueva especificación de motor para Austria, y Yusuke Hasegawa está «esperando ver las prestaciones» que esta evolución puede desplegar en el Red Bull Ring, un circuito en el que la potencia no es tan decisiva como otros aspectos. En los dos pasados Grandes Premios, la potencia inferior del McLaren no permitió alcanzar resultados destacables salvo el estreno en el casillero de puntos para Fernando Alonso, aunque por otro lado eso fue consecuencia de una carrera loca en la que había que sobrevivir y no cometer fallos (que otros sí cometieron).
Para el responsable de Honda sí hay lugar para el optimismo en Austria tras el buen resultado de la carrera pasada, con Vandoorne saliendo en P18 y terminando en P12, y un Alonso que comenzaba en la P19 para terminar noveno (y que rodó cuarto en alguna fase de la prueba).
En Azerbaiyán, pudimos conseguir nuestros primeros puntos del año y creo que eso trajo algo de luz a nuestro equipo. También probamos la unidad de potencia actualizada, la «Spec 3», con Fernando el viernes y pudimos confirmar algunos avances en términos de potencia. Hemos trabajado en la fábrica utilizando los datos que recopilamos, y vamos a traer el Spec 3 para ambos pilotos este fin de semana.
Para este Gran Premio no se esperan sanciones (toquemos madera), y si los dos pilotos pueden hacer uso de la nueva especificación, y si no hay problemas de fiabilidad, y si las mejoras en otras áreas funcionan (chasis, aerodinámica, las que sean)… podríamos entonces ver a los dos McLaren algo más arriba, con algo más de posibilidades de hacer algo de lo que sentirse orgullosos.
Lo que pasa es que cada Gran Premio se esperan mejoras de rendimiento, y en cada Gran Premio nos encontramos con otra decepción en alguna sesión de libres que desemboca en una penalización, o en un trabajo incompleto. La sensación de desgana de algunos (no diré de Alonso, pero sí la de algún sector de la escudería, en general) se contagia, y los aficionados no esperamos nada, en realidad. O al menos esa es mi percepción personal: no nos creemos ná.
