Ha quedado patente que ACO y FIA acertaron con la normativa de LMP2. Los nuevos prototipos de la segunda categoría han regalado un gran espectáculo durante todo el fin de semana, y hubiera sido un hecho histórico que finalmente una de las unidades del equipo de Jackie Chan se hubiera alzado con la victoria. Sin embargo, han sido los GTE-Pro y su siempre polémico Balance of Performance los que nos han regalado el mayor espectáculo durante el último día.
Aunque a buen seguro a estas horas en Ford, Risi Competizione y Scuderia Corsa estarán tirándose los pelos tanto como en el equipo Corvette Racing, la batalla entre los GT’s oficiales este fin de semana nos ha mantenido al borde de la silla, obviamente gracias a la decisión de alterar artificialmente el rendimiento de cada una de las monturas (de no ser así, podíamos haber sido testigos de un paseo de los Ford GT) con un sistema que en muchas ocasiones se ajusta más a un método de ensayo y error que a un procedimiento científico. Todas estas decisiones nos han permitido que la carrera se haya mantenido viva durante las 24 horas que dura el evento, algo que después de la temprana eliminación de los LMP1, no parecía sencillo.
Sin embargo, los aciertos a la hora de diseñar la normativa de LMP2 y GTE (la cual adelanta la llegada de nuevos equipos y fabricantes en los próximos meses) han dejado también al descubierto la falta de un plan B respecto a los prototipos de la categoría reina. Obviamente, FIA y ACO no podían predecir que NISMO no iba a construir un LMP1 competitivo o que Audi Sport tomaría la decisión de irse del WEC una temporada antes de lo previsto (De Villota confirmaba este fin de semana en Eurosport que fue la salida de Montezemolo la que acabó con el futuro de Ferrari en el WEC).
El problema viene ahora que con los puntos del reglamento de 2020 ya sobre la mesa, Porsche puede estar pensando en abandonar a finales de 2017 camino de la Fórmula E y todo ello a pesar de haber conseguido el triunfo en la edición de este año, su 19ª victoria en las 24 Horas de Le Mans.
Como bien decía mi compañero Eloy Entrambasaguas hace unos días, el futuro de los LMP1 está cuanto menos plagado de dudas, por no decir que se avecina un más que obligado cambio. Poniéndonos en el más oscuro de los escenarios, Stuttgart decide dar un paso al lado y cambiar a un campeonato menos costoso mientras busca el prestigioso triunfo entre los GTE con su 911 de motor central. En ese momento, Toyota GAZOO Racing se puede quedar sólo con ByKolles, Ginetta, Manor o los LMP1 carreras-cliente de Perrinn como grandes rivales… Una situación insostenible que debería prolongarse un año más, en 2019, último año del actual reglamento técnico.
Se congelaron las reglas a la espera del regreso de Peugeot Sport, se firmó un pacto de caballeros entre Porsche y Toyota para seguir utilizando el mismo chasis los dos próximos años. Todo puede quedar en agua de borrajas si finalmente los alemanes no deciden ir en la búsqueda de su 20ª victoria en La Sarthe. Faltó cintura en el ACO y la FIA para anticiparse a toda esta cascada de decisiones, o al menos para tener una alternativa. Una de las razones por las que no es buena idea que los fabricantes tengan tanto peso en las decisiones reglamentarias, especialmente cuando tienen intereses tan distintos como en este caso.
¿Y ahora qué? ¿Dejamos que se muera la categoría hasta el nuevo reglamento? Hay muchas opciones: un BoP entre LMP1-H y LMP1 privados, promocionar LMP2 a categoría reina, que lleguen los DPi desde Norteamérica o confiar simplemente en que Porsche Motorsport decida mantener dos años más su batalla personal con Toyota… Aunque llegados a este punto actual, será difícil justificar una gran inversión proveniente del Grupo VAG, más después de tres victorias consecutivas y con un único rival que de seguir, hará todo lo posible para romper la maldición que les persigue en Le Mans. Esperemos que el tino que han tenido con LMP2 y GTE se repita.