Ha sido uno de los temas de conversación más recurrentes desde el final de temporada. Jarmo Mahonen, ya en uno de sus últimos días al cargo de la sección de rallyes de la FIA (pasa a ser vicepresidente de la Comisión de Rallyes), volvía a proponer la posibilidad de hacer tramos más cortos y pruebas más compactas, con el objetivo de atraer más a los aficionados a los parques de asistencia, centrando a su vez el foco ante lo que puede ofrecer la marca y la opción de incorporar obviamente nuevos espacios promocionales dentro de los mismos para que los fabricantes puedan mostrar sus productos tal y como ya hacen Citroën o Hyundai.
Según Mahonen, era preferible marcar como límite tramos de unos 10 kilómetros contra el crono que permitieran al aficionado seguir más fácilmente la carrera desde sus casas, mientras que esta reformulación de los eventos debería atraer a los espectadores que acuden a la cita al menos tres veces al parque de asistencia por día. De esta forma, se buscaba eliminar una parte fundamental de los rallyes, la resistencia y consistencia en los tramos largos, para fomentar un formato más al sprint de la disciplina. Según ellos, con tramos más cortos, la carrera mantendría también la emoción y el impacto informativo ya que no habría lugar para crear grandes diferencias.
Obviamente estas palabras del finlandés supusieron un intercambio de opiniones, la mayoría en contra, pero también con varios contrapuntos a favor de esta alternativa. Michel Nandan, jefe de Hyundai Motorsport sería uno de los más concisos, abogando por una más que necesaria heterogeneidad en los rallyes del Mundial para evitar caer en la siempre delicada opción de introducir elementos que funcionan para otras categorías, como por ejemplo el rallycross.
No tardó mucho en salir alguien habitual en este tipo de opiniones, Oliver Ciesla. Al frente del promotor del WRC, no es la primera vez que vemos una idea similar a esta en sus declaraciones. Persiguiendo un calendario con más citas fuera de Europa, Ciesla también concibe un formato mucho más al sprint, con tramos muy cortos y reduciendo el número de días al máximo, llegando este mismo año a proponer incluso la supresión del shakedown.
Las razones pragmáticas para esto son que, si no sigues un determinado patrón, entonces no tienes posibilidad de que los medios sigan el deporte. No olvides que la atención de los jóvenes de hoy es de ocho a 14 minutos; ¿Qué quieres con un escenario de 80 kilómetros? ¡Irán y harán otra cosa! No podemos despertar a nuevos aficionados con esto. El deporte debe adaptarse regularmente a lo que las generaciones futuras quieren y cómo lo consumen. Necesitamos darle una estructura. Si no hacemos esto, iremos a la quiebra.
Ocho a catorce minutos. Obviamente las declaraciones de Ciesla se basan en el éxito del fenómeno YouTube, pero se olvida por completo de que el Mundial de Rallyes ha basado gran parte de su éxito en esas características que lo hacen único, y una de ellas es precisamente esa necesidad de ser un piloto completo en todo tipo de tramos, tanto largos como cortos y esa capacidad de adaptación que los hacen ser algunos de los volantistas más capacitados de la escena deportiva.
La resistencia siempre permanece como un elemento, podemos ver esto por el hecho de que tenemos que cubrir 300 kilómetros en las etapas y 1200 en la carretera. Combinar esto con etapas cortas para los usuarios de Facebook que vienen: bang, bang, bang esto los mantiene a tono. Todavía podemos tener un escenario de 40 o 50 km en un viernes por la mañana, pero no quiero una etapa de 50 km en un domingo por la mañana, que va a enviar a todos a dormir antes del momento culminante del fin de semana.
Es cierto que los pilotos pasan demasiado tiempo en los enlaces si lo comparamos con la distancia total competitiva en un rally del WRC. Apenas una cuarta parte de los kilómetros totales suelen ser los referentes a tramos cronometrados, lo que crea un vacío en el espectáculo que tanto desde la FIA, como especialmente desde el promotor del campeonato buscan explotar. Después de rallyes como el de Australia, está claro que esta labor de promoción de las series intercontinentales tiene mucho camino por recorrer, especialmente si nos lleva dos o tres temporadas darnos cuenta de que cerrar el año con una cita transoceánica es un grave error.
Precisamente un error que se puede volver a cometer si se sigue con esos deseos expansionistas sin tener en cuenta que gran parte de los aficionados a este deporte se encuentran en el viejo continente y en otros países de habla hispana. Pensar en llevarse el WRC a Abu Dhabi, Jordania o China, si bien es exótico y muy interesante para abrirse a otros mercados de automóviles, también puede ser una estocada mortal de necesidad para un campeonato que ha comenzado con muy bien pie esta nueva era. Especialmente si esto implica que se da de lado a los aficionados europeos en busca de otros destinos.
Compartimos la idea de un evento de campeonato mundial de rally compacto, con el menor número posible de kilómetros de enlace. Esto refleja nuestro objetivo de poder presentar coches y pilotos con la mayor frecuencia posible a los fans en el parque de asistencia cuando estos no están compitiendo en los tramos. Parte de nuestra estrategia de crecimiento es que queremos aumentar el número de carreras, tal vez hasta 16 rallyes por año, pero no hay un tiempo establecido para eso. Idealmente, entonces podremos competir en la mitad de las carreras del Mundial fuera de Europa.
Sobre el papel, la de Ciesla es una idea muy bonita y lógica: ocho pruebas en Europa (prácticamente las que tenemos ahora) y otras ocho fuera del viejo continente, con potenciales entradas como China, Japón, Chile, Estados Unidos/Canadá y la vuelta de África. Sin embargo, hay un problema principal… ni si quiera los verdaderos protagonistas, los pilotos y copilotos, quieren creer que esta opción pueda ser cierta con el actual sistema.
Declaraciones Oliver Ciesla | Rallye-Magazin y Motorsport News