Desde que descubrí que había algo llamado rallyes, me he dedicado a recopilar prácticamente todo lo que tiene que ver con la especialidad. Comenzaron siendo recortes de prensa, vídeos grabados y heredados en VHS/DVD, compra de pequeñas maquetas, libros, videojuegos y con la llegada a Internet, todo un mundo de información disponible a la distancia de un único click. Es precisamente ahí donde podemos seguir ampliando horizontes, llevar incluso más lejos nuestra pasión por este mundo, incluso alcanzando cotas difícilmente imaginables. Hoy es el día de ir un paso más allá.
En más de una ocasión hemos destacado que los japoneses son también unos locos por los rallyes y el automovilismo en general. Una sociedad en la que vio la luz el drift, en la que el amor por los coches de sus dueños ha sido reflejado a través del tuning, el cual ha alcanzado niveles que incluso han llegado a ser de mal gusto. Sin embargo, si hay algo que caracteriza al país del sol naciente son los mangas y su forma de llevar a la animación los distintos ‘fetichismos’ y pasiones de la sociedad nipona, incluido los coches.
A estas alturas, prácticamente nadie es ajeno a «Initial D». En este popular manga, llevado a la pequeña pantalla (después también al cine), se refleja precisamente esa historia de los jóvenes de las clases humildes, los cuales forjaron su talento de conducción compitiendo y derrapando en las montañas del país. No fue la única. En «Capeta», posiblemente una de las más actuales, se contaba la historia de un niño, también perteneciente a una familia humilde, que junto a su padre cumple el sueño de llegar a las principales categorías de monoplazas. En apenas 52 capítulos, somos testigos de cómo este joven crece dentro y fuera de las pistas de karting, en una de esas historias que sin duda nos emocionaron a más de uno.
Sin embargo, lo que muchos no conocerán es que los rallyes también han sido protagonistas de uno de estos populares animes japoneses. «Goddamn», o traducido como ‘maldito’, fue una corta serie nacida en abril de 1990 de la mano de Kaoru Shintani, la cual contaba la historia de un piloto de rallyes conocido por sus numerosos accidentes que era contratado por una marca de coches para disputar el Rally Safari en Kenia.
Apenas duró dos OVA, lo suficiente para mostrarnos lo que podría haber sido una animación con los rallyes como base para el guion, con las muecas, disparatadas micro-historias (¿una monja?, ¿en serio?) y diseño de los animes de los noventa. Los Lancia Beta, Peugeot 205 T16, Toyota Supra, Volkswagen Golf o Lancia Delta Integrale también fueron un día inspiración para una serie de dibujos animados. Os dejamos un pequeño vídeo en el que veréis un extracto de la serie, pero no os será muy difícil encontrar los dos capítulos subtitulados en español. Una forma de continuar nuestros repasos a las telenovelas italianas («La voglia di Vincere«) y una demostración de que los noventa fue la gran época dorada del WRC.