La gestión de Honda Racing en el deporte motor este año ha sido nefasta y eso seguramente lo saben quienes toman las decisiones en Japón. El año pasado anunciaron su retiro de la Fórmula 1 y posteriormente comunicaron que seguirían fabricando unidades de potencia para la escudería Red Bull, pero que no realizarían inversión publicitaria. Ahora observan como el equipo austriaco acumula siete victorias en nueve fechas, con un Max Verstappen sólido en la cima de pilotos, sin embargo, el nombre de Honda y su logotipo no aparecen por ninguna parte para asociarse a esos triunfos.
No es la primera ocasión que un caso así se presenta en la Fórmula 1, sin embargo, la debacle de Honda resulta más irónica cuando se advierte que su departamento de competición, HRC, única siglas presentes en el RB18 relacionadas con el fabricante japonés, atraviesa por una de sus etapas más oscuras en el campeonato de MotoGP, dónde se supone poseen su mayor fortaleza ya que es su prioridad. Ayer en Alemania ninguna motocicleta Honda pudo sumar puntos, algo que no ocurría desde hace más de 30 años. La marca del ala ha cedido el protagonismo a Yamaha, Ducati, KTM y Aprilia.
En la Fórmula 1, el hecho de suministrar la unidad de potencia y la mecánica, pero no poder realizar publicidad de las victorias es un grave error a nivel comercial porque justamente en esta temporada el motor Honda ha demostrado superioridad sobre sus rivales, inclusive Carlos Sainz Jr. lució incapaz de superar a Max Verstappen en Canadá activando el DRS en múltiples ocasiones. De no ser por el error cometido por Porsche en 1981, cuando rechazó asociarse a McLaren, se estaría en presencia de una de las decisiones más desafortunadas de un fabricante a ese nivel.
En aquellos años, Ron Dennis negoció con Porsche la construcción de un motor V6 turbo a 90 grados de 1,5 litros concebido por John Barnard. Una vez fabricado el propulsor, desde Porsche se decidió no asociar el nombre al proyecto de McLaren porque en realidad no se trataba de un programa de fábrica, de allí que para los registros y la posteridad aquel motor quedó como TAG Turbo, debido a la inversión de Avant Garde Techniques en el equipo. En cinco años McLaren alcanzó tres títulos de pilotos y dos de constructores, en tanto el nombre de Porsche jamás apareció asociado a lo alcanzado por Niki Lauda y Alain Prost, uno de las decisiones corporativas más desafortunadas que se recuerden en la Fórmula 1.
Aunque parezca absurdo, ahora Honda reedita aquella situación, el esfuerzo e inversión de su personal en diseñar y fabricar la unidad de potencia más avanzada, que esta temporada se presentó como Red Bull RBPTH001, se está desvaneciendo. Aunque en este caso Honda no ha renunciado a sus derechos como constructor del motor, ante los ojos del público no hay méritos para los japoneses porque su presencia no se advierte a nivel mediático. Absurdo porque es Honda la que rechaza aparecer en la cima de la élite del deporte motor a cambio de nada, ocultando así la supremacía de su ingeniería.
Sin duda el retiro parcial de Honda de la Fórmula 1 ha salido mal, permanecen casi invisibles mientras Red Bull y AlphaTauri acumulan incontables horas de exposición. A estas alturas es evidente que desde Japón no van a conceder los derechos de la propiedad intelectual de su unidad de potencia para beneficio de Red Bull y otras firmas comerciales, incluyendo los potenciales socios que buscan a los austriacos. También ha representado un fuerte revés para Honda el hecho de que el RB18 nació para ganar, desintegrando los augurios sobre la continuidad de Mercedes como fuerza dominante.
Los japoneses se caracterizan por ser personas inteligentes y orgullosas y en la Fórmula 1 han dejado evidencia de ello. Lo sucedido actualmente concede una valiosa oportunidad de recapacitar, de aprovechar el período de congelación y el control de presupuesto que se acordó para que permanecieran en la categoría. Sería otro incomprensible acto de obstinación seguir renunciando a sus esfuerzos y méritos, despreciando el prestigio y el impacto comercial para sus ventas en el presente en aras de estar pensando en un ambicioso plan eléctrico para el futuro.