A finales de 2017, Andbank España, entidad especializada en banca privada, anunciaba el nombramiento de Carlos Martínez de Campos como nuevo presidente de su Consejo de Administración, entrando en este caso en sustitución de Daniel García-Pita. Tras 30 años al frente de Barclays España y otros tres como presidente del Consejo Asesor de Caixabank, Martínez de Campos daba inicio a uno de sus ya habituales retos. A sólo unas horas del Gran Premio de Francia y pocas más antes del inicio de la Subida a Pikes Peak, más de uno se estará preguntando por qué estoy hablando de esto, algo a lo que responderé: porque para el automovilismo español fue historia.
En uno de los suplementos realizados por el diario El Mundo, Carlos Martínez de Campos apuntaba a que cada vez que le hacían la pregunta que “de dónde sacaba tiempos para sus aventuras/locuras” siempre respondía lo mismo: “Si te quedas en el jardín de tu casa el fin de semana tomando cervezas, nadie te pregunta de dónde sacas el tiempo. Sin embargo, si subes una pared en Gredos o te vas una semana al Himalaya, ten por seguro que vas a tener que responder a la cuestión”.
Una frase tan contundente parece ser propia de una persona que superados los 60 años de edad puede presumir de haberse recorrido más de medio mundo al manillar de una moto, de haber competido en el Dakar en coche, e incluso ha tenido tiempo para recoger uno de sus grandes viajes realizado a finales de la década de los ochenta en un libro titulado como «Los caballos alados de la Ruta de la Seda». Comandante de la Orden del Imperio Británico, ex-presidente de la Sociedad Geográfica Española (en la actualidad es Pío Cabanillas) y el primer español que compitió en la Subida a Pikes Peak.
Es precisamente este último renglón de su currículum al que le vamos a prestar especial atención durante la jornada de hoy, especial por la disputa de la 96ª edición del PPIHC, ya que, en el caso de Martínez de Campos, este hecho no se produjo hace demasiado tiempo, concretamente hace siete años, en la última edición en la que las “Carrera hacia las nubes” se disputó en parte sobre tierra, concretamente con un recorrido mixto de cincuenta a cincuenta. En aquella Subida a Pikes Peak de 2011, Martínez de Campos decidió cumplir uno de sus sueños, competir en aquella serpenteante carrera de casi 20 kilómetros y 156 curvas. Llegar a ver a aquel comisario agitar las dos banderas ajedrezadas a 4.302 metros de altura.
El español coincidió con la que sin duda sería una de las últimas grandes ediciones en materia de inscritos de la categoría Unlimited que hemos tenido. Además de Rhys Millen con su prototipo vestido por los colores de Red Bull, también se dieron cita Jean-Philippe Dayraut y su espectacular Dacia Duster y Monster Tajima.
Al japonés le tocaba seguir peleando con una nueva generación de pilotos por la victoria absoluta, especialmente con el hijo de Rod Millen, su rival durante los noventa, sin embargo, con quien tenía realmente muchas cuentas pendientes era con la carrera, con eso que los maratonianos llaman “el muro”, que en el caso de este Monstruo de las carreras de afable carácter se había convertido la barrera de los 10 minutos. Nobuhiro lo consiguió, logró bajar por primera vez en la historia de los 600 segundos, tuvo que esperar hasta que parte del recorrido presentara su nueva imagen vestido de negro alquitrán, sin embargo, era un hito que debió pasar a la historia y que hoy, ocho años después no todos recuerdan cuando hablamos del 8:13.878 y de las posibilidades de Dumas de arrasar con el registro de Loeb.
Tampoco todos recuerdan que en aquel 2011, uno de los nombres que no pasó de inadvertidos fue el del propio Carlos Martínez de Campos, “el aventurero” lo llamé yo en mi ya particular previa de la carrera estadounidense, en parte desconociendo todos los secretos y aventuras que lleva en la mochila que carga a sus espaldas. A sus 67 años, decidió alquilar un Subaru Impreza STi al Rally Ready Team (proveniente del Rally America), buscó un copiloto experimentado de apellido Mendoza y se inscribió en la categoría Time Attack.
Y llegó a meta, el primer español en competir en la Subida a Pikes Peak también se convirtió en el primero en ver esa casi improvisada línea de meta delimitada en sus extremos por balas de paja que rezan “Pikes Peak HillClimb”. Su Subaru Impreza plateado con el apoyo de la empresa de lubricantes Motul y las pegatinas del Rally de México en las carcasas de sus retrovisores se metió séptimo entre los vehículos de su categoría y cerraba otro capítulo muy importante para el automovilismo español. La Subida de montaña más importante de todos los tiempos ya había visto la aventura de un español que sólo quería agregar a su hoja de ruta planetaria que también había conseguido llegar hasta las nubes… y tocarlas.
Es cierto que por el camino también nos hemos encontrado representación española a otros niveles en el PPIHC, siendo seguramente la última muestra la de la empresa valenciana Bottpower, responsables de la construcción de la motor denominada Bott XR1R (una Buell XBRR modificada) que terminó cuarta en su categoría en 2017 (Exhibition Powersport) y que llegó al cuarto puesto de la general el mismo año en el que Chris Fillmore al manillar de la KTM 1290 Super Duke R alcanzó un nuevo récord, con un tiempo de 9:49.625.
Fotos | AWDTuning y Motul (Chris Robinson)