Como siempre que se produce una acción polémica o una deliberación de los comisarios gran parte del foco del postcarrera del Gran Premio de Austria 2019 está puesto en hasta qué punto fue admisible el toque con el que Max Verstappen apuntaló su maniobra de adelantamiento a Charles Leclerc en su lucha por la victoria en Red Bull Ring. Pero cuando veamos con perspectiva esta carrera muy probablemente hablemos de ella como la que inició el duelo entre las dos grandes promesas del Mundial de Fórmula 1.
La era Lewis Hamilton y Mercedes está inevitablemente más cerca de su final que de su inicio y desde hace semanas son incesantes los rumores sobre una posible retirada de Sebastian Vettel. Teniendo en cuenta que Liberty Media se hizo con las riendas de la Fórmula 1 a principios de 2017, hasta ahora el relato del campeonato ha sido una herencia recibida. Leclerc y Verstappen deben ser parte de la base sobre la cual los nuevos propietarios del certamen construyan la Fórmula 1 de 2021 en adelante. Y hoy disfrutamos de un anticipo.
Lógicamente ocurrió en circunstancias peculiares, pero no por ello estaba cantado de antemano el duelo y su desenlace. Mientras que Charles Leclerc obró de forma impecable en la salida, Max Verstappen falló y perdió posiciones, engullido por Valtteri Bottas, Lando Norris, Lewis Hamilton, Kimi Räikkönen y un Sebastian Vettel que veía su trabajo medio hecho ya en la primera vuelta al pasar de 9º a 6º. Y el baile siguió en la siguientes vueltas, con Norris perdiendo comba y Vettel y Verstappen progresando.
Pareció entonces que Norris iba a echar por tierra la oportunidad que tenía McLaren entre manos por entretenerse demasiado en la defensa de una posición ficticia, pero el equipo británico mostró un gran ritmo que por ejemplo le permitió recuperar la posición perdida con Kimi Räikkönen y no sufrir pese a montar neumáticos medios muy pronto. Y ese ritmo quedó patente igualmente con la prestación de Carlos Sainz, quien explotando una estrategia alternativa se lanzó al ataque en la segunda mitad de la prueba con goma blanda y alcanzó el octavo puesto, dos por detrás de su compañero y emparedando a Pierre Gasly (doblado por su compañero de equipo).
Por desgracia para el madrileño esta vez sí había algo que merecía la pena contar y mostrar en cabeza de carrera, quedando su remontada oculta. Los cinco de cabeza (Leclerc, Bottas, Hamilton, Vettel, Verstappen) rodaron a una distancia prudencial los unos de los otros hasta que llegó el momento de las paradas, que fue doblemente decisivo. Primero Sebastian Vettel vio cómo Ferrari fallaba al no estar listos sus mecánicos, a punto de ser atropellados por Valtteri Bottas al portar en el último momento los neumáticos del lado izquierdo. Luego Lewis Hamilton intentó retrasar su cambio de neumáticos pero su estrategia se fue al traste al evidenciar problemas de alerón delantero por pasar por encima de una de las salchichas de Red Bull Ring, optando el equipo alemán por sustituirlo.
No era mala idea, pues Max Verstappen también buscó quitarle vueltas al segundo juego de neumáticos y fue todo un acierto. Al ataque, como se espera del neerlandés, le vimos superar en pista a Sebastian Vettel y Valtteri Bottas, antes de dar caza a Charles Leclerc y brindarnos un precioso duelo durante tres vueltas, con el polémico adelantamiento como culmen y privando al monegasco por segunda vez de una victoria cantada esta temporada (recordemos su drama mecánico en Sakhir…).
En el fondo hablamos de una maniobra que por repetición y por voluntad de favorecer a quien adelanta se ha terminado aceptando, pero tiene poco de legal. No es Max Verstappen quien ha abierto la senda, hace ya muchos años que se tiende a estrangular al rival hasta los límites de la pista (en esta misma carrera Vettel lo hizo con Norris a la entrada de la curva, sin motivo alguno pues la posición estaba más que nada). Por consistencia con decisiones pasadas es justificable la ausencia de sanción. Por evitar otra carrera decidida en los despachos tras lo sucedido en Canadá, también. Pero no deja de señalar la necesidad de simplificar el reglamento deportivo y marcar una línea a seguir.
No sólo se trató de la primera victoria de Red Bull y Max Verstappen esta temporada, sino también de la primera de Honda en esta etapa en el Mundial de Fórmula 1. Una forma de sacar pecho tras tantos sinsabores. Sin embargo no se puede perder de vista que Honda venía haciendo progresos, de forma lenta, pero progresos al fin y al cabo, que la relación con McLaren se rompió por motivos más allá de lo estrictamente deportivo y que Red Bull siempre iba a ser competitiva en carreras puntuales. Era cuestión de tiempo. Otra cosa muy distinta es luchar por un Mundial.
Y es que esto tampoco hubiera sido posible sin una Mercedes desdibujada en Austria. A nivel de rendimiento puro y duro los motores Ferrari parecieron rendir mejor (ojo al 9º y 10º de Sauber, con primer punto para Antonio Giovinazzi) en un escenario que hace no tanto sonreía a los germanos. El calor asfixió a sus propulsores, igualó las prestaciones a nivel de neumáticos y encima Lewis Hamilton se mostró poco inspirado. Con o sin alerón dañado, Valtteri Bottas le hubiera ganado la partida.
Difícilmente será lo que veamos en lo que resta de temporada, aún mucho y muy a favor de Mercedes, pero bienvenidos sean estos anticipos de lo que viene y estos avisos a quienes mandan de por dónde hay que tirar para renovar el reglamento.
Foto | Red Bull Content Pool