Roberto Merhi es un hombre ajetreado en lo que debería haber sido una semana de descanso en sus intereses deportivos. El piloto de Castellón comentará el Gran Premio de España de Fórmula 1 en TVE y mantiene su papel como embajador de Lexus, pero también regresará al volante. La repentina marcha de Stefano Coletti por motivos personales ha abierto un hueco para el castellonenese en Campos Racing, con quien Diariomotor Competición habló sobre el presente y el posible futuro, incluso sobre parte de un pasado que sitúa el contexto actual de Merhi en el automovilismo.
Diariomotor Competición: ¿Qué ha hecho Roberto Merhi desde finales de 2016?
Roberto Merhi: El invierno ha sido largo, sinceramente no he estado muy activo. Creo que hice una buena actuación en las 24 horas de Le Mans, un buen año en general, pero diría que el hecho de no encontrar un asiento disponible en LMP1 me quitó un poco las ganas de volver a correr allí, porque creo que no lo haría mejor que el año pasado: hice el stint más largo con los neumáticos, batí el récord de LMP2… ¿De qué sirve correr otro año en LMP2 con la preocupación de que todo el fin de semana sea perfecto y se pueda ir al garete en un instante?
Tenía alguna oferta para volver a Le Mans, pero ningún equipo pagaba y tampoco tenían un potencial bárbaro. También ocurre lo mismo que en Fórmula 1, algunos pilotos pagan y se sientan ahí. Alex Lynn es muy buen piloto y está pagando por correr con G-Drive. Vitaly Petrov también está pagando en LMP2. A mí me llamó el responsable de G-Drive y me preguntó si querría competir con ellos. Yo no tenía presupuesto y lo rechacé. Eso cierra puertas a los demás.
DMC: ¿Son los equipos de LMP1 inaccesibles o ha afectado de alguna manera la marcha de Audi?
R.M.: Pienso que en LMP1 gana la marca, no el piloto. Si una marca tiene un piloto ganador como Lewis Hamilton se dirá que Hamilton ha ganado las 24h de Le Mans en lugar de Porsche, por poner un ejemplo. Buscan pilotos que encajen en su organigrama. Tengo entendido que Toyota vende mucho en Sudamérica y esto ayuda a que contraten a pilotos como Pechito López.
Interesa un francés porque se correr en Le Mans, un japonés por cuestión de nacionalidad. En LMP1 hay más política de marca y es complicado entrar desde fuera del ámbito del fabricante en cuestión. Aunque ya no esté Audi, habría puesto en un LMP1 a René Rast, o como mínimo dar un test a los mejores de LMP2 como pueden ser Rast y Nicolas Lapierre.
DMC: ¿Quedarte en LMP2 a largo plazo no sería una opción?
R.M.: No, porque no ganaría dinero y no puedo pilotar en una categoría de la que no pueda vivir. Me encantaría competir en un LMP1, el coche corre mucho y tiene mucho agarre. Además me gusta mucho el ambiente de Le Mans, el circuito es una pasada y todo gana en ese ambiente.
DMC: ¿Quedaste decepcionado cuándo no formaste parte del test de post-temporada del WEC?
R.M.: No sabría decir si es decepción, lo único que sé es que Toyota pidió que yo pilotara su coche en el test y que quien decide la lista de pilotos es el ACO. No sé exactamente qué papel juega el ACO allí ni por qué tiene que elegir a los pilotos que prueben los coches. En mi caso, me dijeron que no podía hacer ese test porque era ex piloto de Fórmula 1. Personalmente, preferiría que a los pilotos de categoría Silver se les esperara a que fueran Gold para ascender.
DMC: ¿Hasta qué punto es comparable la situación en el WEC con tu programa para este fin de semana?
R.M.: Esperemos que esta carrera no sea la única oportunidad de correr en Fórmula 2. La intención es correr en Barcelona y en Mónaco. Es muy complicado pensar en ganar en la carrera de casa porque todos los pilotos han hecho muchos test y yo estoy un poco inactivo. Habrá que adaptarse al coche y nos sabría a victoria llegar a la zona de puntos. De cara a Mónaco sí que pretendemos estar más preparados, ya que Campos siempre ha rendido muy bien allí y se me dio bien en Fórmula 1. En Montmeló se hacen muchos test y los pilotos tienen el circuito muy por la mano.
DMC: Bueno, tú también lo tendrás por la mano, el circuito de Montmeló.
R.M.: Sí, es normal. Me conozco Montmeló como si fuera mi casa pero es complicado mejorar aquí y sacar diferencias del material que uno tiene, todos nos lo acabamos conociendo mucho. A no ser que tengas un coche que vuele, claro. Si un piloto ha rodado tres días en Abu Dabi y solo conoce ese circuito, irá inconscientemente rápido cada vez. Mónaco no se entrena y es un desafío distinto.
DMC: ¿Hasta qué punto fue realista poder competir en toda la temporada de Fórmula 2?
R.M.: El problema es el de siempre, el dinero. No tengo presupuesto para correr todo un año, aunque hubo posibilidades de algo serio. Stefano Coletti iba a hacer Baréin, Barcelona y Mónaco en teoría y tampoco sé muy bien por qué no está aquí. Yo mismo me enteré ayer por la tarde (miércoles) de que corría este fin de semana.
DMC: Si no has hecho el test, no tendrás ni ropa.
R.M.: Qué va, tengo el mono que usé en Fórmula 1 porque es el más blanco que tengo. Tengo el “Manor” en pequeño y nada más, es el mono más limpio.
DMC: ¿Te sentiste de forma extraña en tu época en el DTM?
R.M.: Sí que me sentí raro, en un entorno distinto. Por eso me fui. Para que gane Lucas Auer no sé yo cómo irá ese coche (risas). En el DTM ganas si la marca lo quiere así, si no sencillamente ganan otros pilotos. Además, el DTM no se ve apenas por televisión fuera de Alemania, no al menos más allá de los que siguen las carreras.
DMC: Durante la pretemporada se especuló sobre un posible salto a IndyCar o a Super Fórmula. ¿Hay algo de cierto en todo eso o solo son habladurías?
R.M.: Poco que no fuera un intercambio de correos electrónicos. El año pasado, Santi Porteiro trabajaba con Carlos Muñoz y nos dijo que había un asiento libre en Andretti Autosport. Me dijeron que por dos millones de euros nos lo conseguían. Al día siguiente, llegó Alexander Rossi y puso un millón de los cuatro que le pedían al instante. Y de ahí se quitó todo.
Respecto a los contactos con Japón, hablé con TOM’S porque nos conocemos de vernos en Macao durante años, pero es que ahora mismo tienen a André Lotterer y a Kazuki Nakajima muy consolidados. Me llaman a menudo aunque hay que saber que la situación es complicada.
DMC: ¿Qué posibilidades tienes más allá de este fin de semana?
R.M.: Siendo realistas, creo que el equipo querrá que continúe el resto de la temporada si todo va bien. También tengo la intención de correr en la Fórmula E. Es un campeonato del que se puede vivir cobrando, de hecho tengo entendido que ningún piloto paga por subirse a un asiento. Mi intención es correr dónde sea y cobrando en lugar de pagando. LMP1 sería un gran sueño pero es complicado ser piloto de fábrica.
La Fórmula E es un buen campeonato y a día de hoy ayudaría porque es imposible estar en la Fórmula 1 si no tienes dinero, aún peor teniendo en cuenta la reciente desaparición de equipos como Manor.
DMC: ¿Te adaptarías a la velocidad diferente de los Fórmula E en comparación con un F2?
R.M.: Sí, no habría problema aunque siempre se echa de menos un coche potente como un Fórmula 1. No el que piloté yo, que era una broma en comparación con los actuales y tenía menos grip que un F3. Recuerdo que en Montmeló tenía que contravolantear a la derecha en una curva a izquierdas con neumático nuevo, tras salir de boxes. No disfrutas de la experiencia como deberías.
DMC: ¿Ese déficit te ayudó de forma involuntaria?
R.M.: Puede tener dos lecturas: estoy en Fórmula 1 y a la vez el público puede pensar que seas un piloto de pago por estar en Manor. A principios de 2015 no tenía las mismas condiciones que Will Stevens y eso se sabe poco. Es complicado sacar una lectura del periodo en Manor, pero si me dan a elegir entre estar en la Fórmula 1 o seguir en el DTM, me quedo con el año en F1. Mi objetivo en la vida era ganar carreras y mundiales en Fórmula 1. Llegar a correr ahí está bien pero no me quita el sueño.
DMC: ¿Qué oportunidades les quedan a los pilotos que no tienen dinero para llegar a la Fórmula 1?
R.M.: Hoy en día, o tienes un super-patrocinador o no entras en la dinámica. Creo que los chicos de Sauber pagan unos 20 o 30 millones por su asiento. Al final del día lo hay que pensar más que el hecho de que haya o no dinero es que te estás jugando la vida. Un accidente como el de Billy Monger, que iba a 240 km/h en un Fórmula 4, puede pasar en un Fórmula 1 a 340 km/h, hay que ser conscientes del peligro.
DMC: ¿En cuánto a aficionados, te quedas con el Drivers Parade de Le Mans o con el público japonés?
R.M.: El Drivers Parade está bien pero hay cosas que no entiendo. Por ejemplo, la gente que le pide un autógrafo a Ricardo González (risas). Probablemente la persona que le ha pedido el autógrafo podría correr mejor que él con un poco de entrenamiento. A gente como Richard Bradley le gusta porque le piden más autógrafos de los que podría imaginar. En Japón también hay un ambiente muy bonito aunque también exagerado.