Volver a empezar. Eso es lo que le toca este mismo fin de semana a Carlos Sainz en el Gran Premio de Estados Unidos. Por delante muchas cosas que aprender, formas de trabajar, automatismos del equipo, mecánicas internas… incluso hora de adaptarse de nuevo a los actos promocionales. Ayer, Tabatha Valls, su ‘guardaespaldas’ en el paddock, se reía incluso del sistema de firma de autógrafos que estaba utilizando en su nueva etapa como piloto Renault, muy alejado del efectivo y rápido que tenían ambos en su etapa Toro Rosso.
Austin verá por primera vez al piloto madrileño enfundarse un mono ignifugo sin los toros rojos estampados en el pecho, sin embargo, Sainz no podrá quitarse a Red Bull de la cabeza. Y es que, a pesar del cambio de aires, Carlos sigue siendo piloto Red Bull tal y como se ha demostrado con la presentación del nuevo diseño de casco que utilizará lo que resta de temporada 2017.
La librea se adapta al negro que lucen los monoplazas de la firma del rombo, pasando a utilizar un tono fibra de carbono mate como base, mientras que los logotipos de la firma de las bebidas energéticas pasan a ser gris plata, una solución a la que suelen recurrir los primeros prototipos de equipos patrocinados por Red Bull tal y como pudimos ver con Peugeot 208 T16 de Loeb o los posteriores 2008 y 3008 DKR del Dakar. La bandera española sigue ocupando una parte importante del diseño, así como el patrocinio de Estrella Galicia, en el que tuvo gran incidencia una persona muy conocida en el mundo del motor, Luis Moya. También lo acompañan su dorsal, el #55, y la ya inseparable estrella en honor a María de Villota.