Cuando a finales del año 2009 se anunció que Genii Capital, empresa de asesoría financiera e inversiones propiedad de Eric Lux y Gerard López, había iniciado la compra del equipo Renault F1 Team, que para ese tiempo arrastraba importantes pérdidas, se generó mucho escepticismo porque los nuevos propietarios no provenían de las carreras y aún así llegaban con la promesa de devolver a la gloria a la extinta escudería Lotus, en forma de una moderna versión sustentada en las instalaciones de Enstone y en el personal de Renault. Aunque resultó una interesante alternativa en las temporadas de 2012 y de 2013, Lotus F1 Team se derrumbó en unos cuantos meses, pasando a ser otro antecedente de proyecto fracasado porque su directiva prefirió padecer en carne propia malas experiencias sufridas por otros. Lotus cometió casi todos los errores que hicieron desaparecer a varias escuderías, de allí que su final fuera predecible.
En la temporada 2011, Renault se presentó a competir como Lotus Renault GP, para entonces tres cuartas partes del equipo pertenecía a Genii Capital, contando con el patrocinio del Grupo Lotus y los pilotos Nick Heidfeld y Vitaly Petrov. Obviando la disputa legal con el Team Lotus de Tony Fernandes, la decisión de resucitar a la Lotus de Colin Chapman fue la primera mala decisión de los nuevos dueños. El apelar a la nostalgia de glorias pasadas, cuando no se formó parte de esa época, alejó a potenciales inversionistas porque directamente se indicó que el nuevo equipo carecía de perspectivas propias y de rasgos distintivos. La Fórmula 1 venía de un chasco parecido con Jaguar Racing y del otro lado de la acera Caterham hacía lo mismo sin éxito. Además, fue otro error traer de regreso los colores negro y dorado que refieren a Imperial Tobacco, empresa que no posee relación alguna con esta Lotus de Genii Capital. Quién va a pagar para asociar su producto a una marca de cigarrillos que además no aporta nada al equipo.
En esa transición absoluta de Lotus Renault GP a Lotus F1 Team ocurren tres acontecimientos que afectan en gran medida al nuevo proyecto. El primero es la prematura deserción de Grupo Lotus como socio y patrocinador, argumentando pérdidas económicas, luego el piloto Nick Heidfeld fue sustituido por Bruno Senna a partir del Gran Premio de Bélgica, el brasileño llegó con el aval financiero de Embratel, lo que significó que este ciclo inició con dos pilotos de pago, una mala señal. El tercer evento tiene que ver con el aspecto técnico y es que James Allison, Tim Densham y Dirk de Beer, responsables de concebir el R31, presentaron una disposición de los escapes muy particular, apuntando hacia adelante, para maximizar el efecto Coanda. El resultado no fue el esperado, fue complicado de desarrollar y en circuitos lentos provocaba incendios. El hecho de conceder plenas libertades a Allison y su grupo técnico, en un equipo que venía con las finanzas en rojo, resultó un riesgo, un quinto lugar entre los constructores cerró esta etapa.
El Lotus E20 y Kimi Räikkönen; una fantástica combinación
Para la temporada 2012, Genii Capital decide invertir más allá de sus posibilidades y de toda lógica, con la fe puesta en que Kimi Räikkönen y sus opciones de alcanzar el título los llevaría al siguiente nivel. El piloto finlandés regresó de su retiro de dos años para luchar por el campeonato de pilotos hasta el último tercio de la temporada. Para el Gran Premio de Italia, marchaba tercero con 141 puntos, por detrás de Fernando Alonso que tenía 179 y Lewis Hamilton 142. A falta de siete fechas, con Lotus experimentando una gran temporada en cuanto a puntos y podios, la apuesta fue tan grande que tras no lograr el objetivo, la escudería nunca pudo recuperarse a nivel financiero y comenzó a colapsar.
A diferencia de las más grandes escuderías, Lotus no tenía un solo patrocinador que aportara dinero, todos los recursos provenían de Genii Capital y ese aspecto en particular hizo que las ganancias en puntos se transformaran en pérdidas financieras y deudas. Ciertamente, el E20 exhibía publicidad, pero no había dinero de por medio sino un intercambio comercial de bienes o servicios. Renault y Total eran proveedores de motores y combustible, Unilever, a través de las marcas Clear y Rexona, entregaba productos de higiene personal, Burn lo hacía con bebidas energéticas, Japan Rags con ropa y Microsoft Dynamics era el proveedor de software y sistemas informáticos. Cómo poder hacer frente a Ferrari, McLaren, Red Bull y Mercedes, cuando estos equipos sustentaban sus millonarios presupuestos sobre Philip Morris, Vodafone, Infiniti y Petronas respectivamente. Ni siquiera Renault, que era un fabricante, se atrevió a apostar tan fuerte en sus últimos años por la consecución de un título y de un día para otro apareció Genii Capital a hacerlo, como queriendo demostrar que sabían algo que Renault ignoraba.
Lotus finalizó la temporada de 2012 en el cuarto lugar en la tabla de constructores con 303 puntos, lo que en teoría se traduciría en una respetable cantidad de dinero por concepto de premios y posición final en el campeonato, aunque se debe considerar que el año anterior fueron quintos con 73 puntos, así que la mejoría no fue tan radical en la posición final como para justificar la gran inyección de capital. Ese año Kimi Räikkönen ganó en Abu Dhabi y dejó para la posteridad el «Déjame en paz, sé lo que estoy haciendo», frase que causó un gran impacto mediático, pero que no se pudo traducir en ingresos. Al final del año, Lotus registró una pérdida de casi 57 millones de euros, según las cuentas que publicó, arrastrando una deuda total de casi 80 millones de euros, descontando los premios. ¿Cómo pudo ser posible?
Los premios son depositados a la siguiente temporada de forma parcial, es decir, una vez que inicie el campeonato, la FOM divide el monto total de los premios acumulados entre el número de carreras, de esta forma va entregando los recursos a cada escudería. Ese sistema asegura que los equipos permanezcan comprometidos con la categoría, pero no funciona para aquellos que arrastran deudas porque deben mantenerse operativos sin pedir más préstamos mientras llegan los pagos. Para 2012, las instalaciones de Enstone albergaban unos 520 empleados que cobraban sus salarios sin tener que esperar el desembolso por parte de la FOM, en este punto, no era rentable para Genii Capital seguir operando como un equipo de fábrica sin serlo, sobre todo cuando era casi imposible mejorar los resultados alcanzados aplicando la misma metodología Renault.
El conceder un cheque en blanco a James Allison para aplicar sus visiones técnicas y así desarrollar el Lotus E20 a lo largo de la temporada originó una sangría de recursos que posteriormente no se pudieron reponer. Experimentos como una nueva versión de los escapes con efecto Coanda, el doble DRS y un sistema de suspensión similar al FRIC funcionaron a medias, como actualizaciones para no ceder terreno, pero no para ganarle a los mejores equipos. Lotus intentó llamar la atención de potenciales socios y patrocinadores para iniciar la temporada 2013, pero sus finanzas no estaban sanas, de allí que los interesados no prestaran mucha atención al proyecto, era casi seguro que el dinero entregado al equipo fuera desviado para honrar compromisos del pasado y no para invertir en el futuro.
Así sucedió antes de la presentación del E21, la firma norteamericana Honeywell dejó sin efecto un acuerdo por unos 50 millones de euros y en el mes de junio, el grupo Quantum Motorsports decidió no comprar un tercio de las acciones de Lotus porque prácticamente iban a adquirir una deuda y no un equipo. En pista todavía Lotus tenía mucha visibilidad, Kimi Räikkönen abrió la temporada con una victoria en Australia, pero a medida que avanzaba el campeonato el equipo perdió ritmo, hasta ubicarse otra vez en el cuarto lugar en la tabla de constructores, con Räikkönen quinto entre los pilotos y Romain Grosjean séptimo. Ese año Lotus acumuló más puntos que en 2012, pero no logró ascender significativamente. Casi al término de la temporada, el piloto finlandés argumentó sufrir dolores de espalda para no competir ni en Estados Unidos ni en Brasil, cuando era un secreto a voces que desertó porque Lotus le debía dinero desde la temporada anterior.
El año 2013 de Lotus no fue negativo en términos deportivos, una victoria y catorce podios, fueron buenos resultados, pero al cierre de la temporada, de nuevo el equipo registró importantes pérdidas financieras, la deuda estaba por el orden de los 120 millones de euros, de los cuales 80 no habían podido retornar a Genii Capital. Esperar varios meses para cobrar los premios, mismos cuya proporción con respecto a lo invertido no resultaba rentable, se había transformado en un círculo vicioso para los propietarios de Lotus porque además de una ganancia que no era suficiente para mantener operativa la sede y volver a invertir en un coche medianamente competitivo, debían lidiar con los impuestos. A estas alturas del juego ni siquiera había planes de modernizar las instalaciones de Enstone porque la lucha interna se centraba en sobrevivir como sea para presentarse a competir en el 2014, reclamar los pagos pendientes y luego pensar en cómo escapar del agujero donde estaban.
Pastor Maldonado y PDVSA; la medicina para un cadáver
Lotus estaba tan quebrada que retrasó lo más que pudo la fase de diseño del E22; Kimi Räikkönen y James Allison se trasladaron a Ferrari, en tanto Éric Boullier se fue a McLaren, siendo sustituidos por Pastor Maldonado, Nick Chester y el propio Gerard López, quien junto a Federico Gastaldi, se encargó de la dirección del equipo, sin tener experiencia previa en esas tareas. Con todo y las advertencias del riesgo que representaba invertir en Lotus, Petróleos de Venezuela (PDVSA) desembarcó en la escudería para salvarla de la bancarrota, aportando unos 40 millones de dólares por temporada como aval del piloto Pastor Maldonado. Se sumaron como patrocinadores, en menor magnitud, la compañía de inversiones Emaar Properties, la firma YotaPhone y la institución financiera Saxo Bank.
El Lotus E22 ni siquiera estuvo listo para las primeras pruebas de pretemporada realizadas en Jerez de la Frontera y tampoco se presentó en la primera sesión de las pruebas escenificada en Bahréin. A partir de la segunda sesión, los resultados generaron muchas dudas en cuanto a la efectividad de la atrevida propuesta técnica de Nick Chester. Se supo además que hubo problemas con el acuerdo para el suministro de motores con Renault porque el proveedor francés exigía un depósito de 23 millones de dólares para entregar su nueva unidad de potencia V6 turbo híbrida. Todo se resolvió con dinero venezolano puesto que Genii Capital no tenía intención de aportar más dinero del necesario para mantener el equipo operativo, sin mayores ambiciones que cobrar los premios del año anterior.
Tal como se sospechaba, la gran inversión realizada por PDVSA nunca se justificó, el Lotus E22 fue un desastre de principio a fin. Romain Grosjean apenas sumó ocho puntos y Pastor Maldonado dos. Octavos entre los constructores, pero el principal objetivo se logró, que Genii Capital cobrara y no invirtiera, dejando que PDVSA se encargara de mantener a Lotus deambulando por los circuitos. Al paddock de la Fórmula 1 le sorprendió la candidez de los encargados de PDVSA porque invirtieron demasiado dinero en un equipo desahuciado. Al poco tiempo salió a la luz que la petrolera estaba bajo investigación por blanqueo de capitales y lavado de dinero.
Lotus apenas compitió otra temporada antes de claudicar de forma definitiva. En 2015 utilizaron los motores Mercedes, otra factura que PDVSA pagó, ese año fueron sextos en la tabla de constructores, pero para entonces Genii Capital había bajado los brazos, pagó algunas cuentas, recuperó parte de su inversión y advirtió que no seguiría en la Fórmula 1. Al cierre de 2015, declaró una pérdida de 57 millones de euros y antes de que los acreedores procedieran a embargar, llegó a un acuerdo con Renault para devolver las instalaciones de Enstone por un monto simbólico, por supuesto con la condición de que Renault se hiciera cargo de todas las deudas.
La Lotus de Genii Capital cometió los mismos errores de otras escuderías que desaparecieron al poco tiempo de experimentar una buena temporada. Tenían la esperanza de que a ellos le iba a salir bien el resucitar un nombre y un legado que no les pertenecía, que podían ganar donde hubo fracaso. Quisieron ignorar lo sucedido a otros millonarios aventureros e ilusos que llegaron a la Fórmula 1 con más delirios y esperanzas que sentido común.