Además del avance que realizó el CEO de Volkswagen acerca de la entrada de Porsche y Audi en la Fórmula 1, la otra gran noticia dentro del motorsport esta semana ha venido de la mano de las informaciones que anunciaban la decisión de Suzuki de abandonar el Mundial de Motociclismo a finales de esta misma temporada. Todo ello pillaba prácticamente a todo el mundo a pie cambiado, incluso a los máximos responsables de Dorna, los cuales apenas se enteraban de dicha decisión en la madrugada de ese mismo lunes en el que el equipo comunicó a sus trabajadores y a sus pilotos la decisión.
Evidentemente sorprendía la situación si tenemos en cuenta que estamos hablando del equipo con el que Joan Mir se coronó Campeón del Mundo de MotoGP en 2020 y uno de los grandes favoritos a alzarse con el título este año si saben aprovechar las flaquezas que hasta ahora ha mostrado la Yamaha en velocidad punta y la debilidad del dúo HRC/Márquez que sigue presente tras su lesión y sus episodios de diplopía.
Habrá que esperar todavía al anuncio oficial de Suzuki, pero parece cantado que llegará en las próximas jornadas en lo que parece una situación inamovible para el equipo (Dorna recordó el martes que tienen un acuerdo firmado hasta 2026), el cual no sólo había introducido un nuevo motor para este 2022, sino que incluso todo apuntaba a que estaban estudiando la opción de poner más motos a disposición de equipos independientes una vez que se había demostrado el potencial de la montura.
Con todo ello, parece una vez más una decisión inexplicable por parte de una compañía nipona, aunque muchas voces apuntan a que esto vendría incluso por un ente más alto al de la propia Suzuki, en una decisión empresarial tomada junto a Toyota Motor Corp. que afectaría tanto a la producción como a las propias operaciones deportivas y de marketing que actualmente tiene activas la marca de motocicletas, en unos planes de electrificación que afectarían especialmente al apartado de dos ruedas de la firma de Hamamatsu.
Suzuki no ha sido la única en tirar ‘del cable’:
Los movimientos que se están realizando entre bambalinas pueden responder una vez más a esa recesión a la que se puede enfrentar el planeta, con los fabricantes del país del sol naciente todavía manteniendo en el recuerdo lo sucedido hace poco más de una década, cuando la gran crisis también afectó especialmente al lejano oriente y significó en más de un caso que los programas deportivos pasaran a un segundo plano con el objetivo de poder reconducir ese mismo presupuesto a otras prioridades, entre las que se encontraban las de salvaguardar los puestos de trabajo de sus empleados.
Así son las decisiones de las firmas niponas (especialmente aquellas que afectan en gran medida a la sostenibilidad económica de la empresa) y encaja a la perfección con lo que hemos visto en otros grandes ejemplos de los últimos meses. El primero de ellos ha afectado precisamente a otra de las grandes marcas de motos provenientes de Japón: Yamaha confirmaba tras el pasado Rally Dakar su decisión de no volver a competir oficialmente dentro de la prueba ni del Campeonato del Mundo FIM de Rallyes Cross-Country.
Nadie podía presagiar una decisión tan radical, tras 44 participaciones en el rally-raid organizado por ASO, la firma de los diapasones cerraba una etapa con la Yamaha WR450F, después de que Adrien Van Beveren y Andrew Short se mostraran competitivos a su manillar durante las dos semanas y a pesar de que la estructura se acababa de reforzar con el fichaje de Andrea Peterhansel para dirigir la parte deportiva.
Igual de inexplicable fue también lo ocurrido con Honda en 2021. En un año en el que fueron competitivos desde el primer Gran Premio y sabiendo que la evolución de la Unidad de Potencia para el Mundial de Fórmula 1 iba a dar sus frutos en carrera, Honda no se retractó completamente de su decisión de abandonar el campeonato, tal y como anunció en octubre de 2020, sino que crearon una empresa a través de Masashi Yamamoto y les presta ese apoyo técnico desde Japón, mientras que es Red Bull Powertrains la que aparece oficialmente como la proveedora de motores de facto, tanto de RBR como de AlphaTauri. Ni siquiera el título de Max Verstappen les llevó a replantearse la situación y permanecer no sólo de forma oficiosa en el Gran Circo.
La gran evasión nipona del Siglo XXI:
Pero este tipo de situaciones va incluso más allá. Especialmente nos fijamos en los finales de la primera década del Siglo XXI, cuando esa fuerte recesión económica mundial empezó a mostrar sus efectos en Japón. En prácticamente unos días en el mes de diciembre, Suzuki y Subaru anunciaban su adiós al Mundial de Rallyes. La firma de las estrellas acababa de estrenar el S13, su hatchback, mientras que Suzuki seguía tratando de hacer funcionar el SX4 WRC. Previamente, Mitsubishi había dejado el campeonato en 2005 (había planes de volver a competir con el apoyo de Abu Dhabi) y las tres marcas nunca volvieron a la competición internacional sobre cuatro ruedas.
Recientemente hemos tenido el anuncio de que Mitsubishi resucitaba RalliArt y que entre sus planes se encontraba el de volver a competir internacionalmente, todo ello después de una década de impasse, todo ello sumado a que el WRC ha reconocido en más de una ocasión que se encuentra en conversaciones con un fabricante japonés para una posible llegada en el futuro, sin embargo, la ausencia de tres de las grandes marcas orientales nunca ha sido repuesto, ni tan siquiera por el regreso de Toyota, la cual ha animado en más de una ocasión a sus rivales a través de la declaraciones de Akio Toyoda, algunas de ellas incluso forman también parte del conglomerado empresarial del grupo.
Esta gran desbandada que se produjo en el Mundial de Rallyes tuvo continuidad con otros fabricantes, y al igual que Suzuki y Subaru, Honda anunció en diciembre de 2008 su marcha de la Fórmula 1, completándose la tormenta perfecta. Tal y como se daría a conocer después, Ross Brawn adquirió la escudería por el precio de una libra esterlina y la épica terminó por completarse apenas unos meses más tarde cuando Jenson Button se proclamaba Campeón del Mundo y Brawn GP se llevaba también el título de constructores de 2009.
Hubo incluso más. Mitsubishi, al igual que ha sucedido con Yamaha hace unas semanas, confirmó tras el Dakar 2009 que abandonaba los rallyes cross-country como parte de las medidas de reducción de costos causadas por la recesión económica mundial: “El repentino deterioro de la economía global hizo necesario que la compañía enfocara sus recursos más estrechamente”, admitió Mitsubishi en un comunicado. Se decía adiós a una marca que había hecho suya la carrera del off-road más dura y conocida del planeta, ganándola en 12 de sus 26 participaciones y acumulando siete triunfos consecutivos entre 2001 y 2007. La decisión fue tan repentina que el equipo canceló su presencia en las Bajas españolas y portuguesas que tenían previstas.
Todos estos movimientos también tuvieron incidencia en Moto GP, con Kawasaki anunciando su marcha también en enero de 2009, mientras que, en el caso de Suzuki, que parecía haber aguantado mejor esta situación a pesar de que siempre se ha considerado una empresa “muy familiar”, terminó con la compañía despidiéndose también de la noche a la mañana de MotoGP, justo al final de la temporada 2011 y para no afrontar inmediatamente el gran reto de tener que financiar el desarrollo de su nueva moto de 1.000 cc todavía con los últimos coletazos de la crisis económica golpeando con fuerza. En aquel momento prometieron regresar muy pronto, algo que se completaría en 2015, un año más tarde de lo previsto. Ahora la situación parece mucho más compleja…