Los 70 años de vida de la Fórmula 1 como deporte de élite dan para mucho. Diferentes pilotos, mecánicos, gestores y responsables de estructuras han añadido color, diversidad y diferentes grados de exotismo al campeonato más rápido del mundo. Esta pasada noche ha muerto el que sin duda es uno de los personajes más extraños, pintorescos y particulares que han pasado por un paddock, Jean-Pierre Van Rossem. El belga falleció a los 73 años después de lo que se ha catalogado como una larga enfermedad y llegó a pedir la eutanasia en 2017.
Van Rossem nació en Brujas en 1945 y estudió economía, haciéndose millonario con un sistema de compra de acciones llamado Moneytron. Según su creador, Moneytron era un superordenador capaz de calcular los valores del mercado que generaba retornos económicos sin límite alguno. Con el paso del tiempo se demostró que Moneytron era poco más que una estafa piramidal en la que Van Rossem fue participando con distintas personas de variado calado, incluyendo a la Familia Real Belga a la que se oponía por sus ideales marxistas. Fue condenado en varias ocasiones por distintos delitos, incluyendo estafa, soborno y fraude fiscal.
La relación de este excéntrico millonario con la Fórmula 1 tuvo lugar en 1989, cuando compró la mayoría de acciones del equipo Onyx. Bajo la gestión de Van Rossem, Onyx sufrió económicamente mientras él acumulaba riquezas, coches y jets privados, llegando a sufrir para disponer de piezas de repuesto. Sin embargo, los coches funcionaron en las pocas ocasiones que pasaron de la preclasificación: Stefan Johansson logró seis puntos y un heroico podio en Estoril al no cambiar gomas. Bertrand Gachot fue veloz hasta su despido por inconformidades con el estilo de vida de su jefe, a su vez con la entrada prohibida a los paddock tras llamar «nazi» al presidente de la FIA Jean-Marie Balestre y «mafioso» a Bernie Ecclestone.
Van Rossem apenas duró un año en el ambiente de la F1 antes de dejar Onyx, que apenas aguantó seis meses más. El belga fundó inmediatamente después un partido político y llegó al Parlamento de su país, aunque parece ser que su verdadera intención era ganar inmunidad política para evitar pasar por la cárcel más que defender sus ideales izquierdistas y republicanos. Diferentes condenas marcaron su vida posterior a la política y le relegaron a una figura tan cómica como decepcionante, que realizó un ensayo propio, fue consejero económico, pintó algunos cuadros y participó en debates políticos antes de enfermar.
Descanse en paz, Jean-Pierre Van Rossem.