Dos más dos son cuatro. Con el anuncio de que Fernando Alonso abandonará el Mundial de Fórmula 1 a finales de 2018 todo el mundo da por hecho que el asturiano cruzará el Gran Charco para disputar la IndyCar Series, en busca del ansiado triunfo en las 500 Millas de Indianápolis que le permita emular a Graham Hill. Sin embargo un anuncio sobre su desembarco en el campeonato norteamericano podría demorarse algún tiempo ante la cantidad de incógnitas por resolver.
El primer enigma es si McLaren entrará en IndyCar. El mercado norteamericano es importante para su división de vehículos de calle y Zak Brown se siente cómodo negociando en su país de origen. Pero la turbulenta situación del equipo de Fórmula 1 y el hartazgo de los accionistas pueden suponer un freno al proyecto, habiéndose oído ya voces de un posible retraso hasta la temporada 2020. Insuficiente para Fernando Alonso.
En todo caso la ventaja que tiene un posible ingreso de McLaren en IndyCar es que permite múltiples fórmulas. Es decir, flexibilidad absoluta tanto para entrar como para salir y un menor riesgo en su inversión. Es decir, McLaren no tendría por qué montar una estructura desde cero, sino que podría tener coches y buscar asesoramiento externo, o directamente dar su imagen a una estructura ya existente como ocurrió con Andretti en las 500 Millas de Indianápolis de 2017.
Con toda la lógica del mundo, Andretti forma parte de las quinielas. Pero también se ha hablado de Rahal. Sin embargo ambos son equipos Honda y lo que en 2017 era una ventaja ahora ya no lo es tanto. No sólo Fernando Alonso fue extremadamente crítico con la marca, sino que además hoy por hoy es piloto de Toyota en el Mundial de Resistencia. McLaren intentó cortejar a Honda con una oferta a Scott Dixon, su piloto estrella. Pero el neozelandés ha terminado renovando con Ganassi. Quedan otros pilotos muy ligados a Honda como Alexander Rossi, James Hinchcliffe o Simon Pagenaud (pese a que hoy en día compite con Penske y Chevrolet), pero de mucho menor tirón y en principio aún con contrato.
Ello aboca, individualmente o en conjunto, a Fernando Alonso y McLaren a pensar en Chevrolet, que además dispone de bastantes más motores libres que Honda. Y además depende de Roger Penske como propietario de Ilmor, lo cual supone una garantía de éxito notable. Se abren por lo tanto dos frentes. O McLaren entra con equipo propio, asesoría técnica de algún equipo ya existente y motores Chevrolet o Fernando Alonso debe encontrar asiento en un equipo motorizado por los de Detroit.
Obviamente el equipo con el que cualquiera soñaría es Penske. Y Penske llegó incluso a plantearse el fichaje de Scott Dixon, por lo que vacante habría. Ahora bien, alguien tendría que salir antes, pues el Capitán no está dispuesto a poner más de cuatro coches en Indianápolis tal y como le hizo saber a Tony Stewart en los últimos días. Todo pasaría por lo tanto por que Simon Pagenaud encontrara acomodo en otro equipo, como eslabón más débil de un equipo todopoderoso en el que militan el actual campeón (Josef Newgarden) y el último ganador de la Indy 500 (Will Power). Las otras opciones pasaría por equipos de segunda fila, por mucho que Ed Carpenter Racing se haya mostrado muy competitivo en Indianápolis.
Una ventaja sí tendría la ‘necesidad’ de buscar cobijo en Chevrolet si Honda se pone terca. Le abriría una increíble cantidad de puertas en el automovilismo, debido a la presencia de General Motors en NASCAR, IMSA, Supercars… La propia NASCAR no tardó en lanzarle un dardo por Twitter sobre si le gustaría disputar la Daytona 500 y son innumerables las ocasiones en las que Alonso o Antonio García han dejado caer su voluntad de compartir un día un Corvette en Le Mans. Por ello no es de extrañar que aún tengamos que esperar un tiempo para conocer todos los detalles del futuro próximo de Fernando Alonso.
Foto | IndyCar Series
