Quince temporadas en la Fórmula 1, dos títulos mundiales y la satisfacción de ser el primer español en lograr victorias en la F1, campeonatos y subcampeonatos. Pasó por Renault, McLaren, Renault, Ferrari y vuelta a McLaren, lleva casi cuatro años sin ganar una carrera (en realidad ya son cuatro temporadas, su última victoria fue en el GP de España 2013), pero nadie deja de hablar de Fernando Alonso. Para bien o para mal, hablamos y hablamos del asturiano, de sus problemas, de su carácter, de si acertó o no con sus elecciones, de si va a la Indy 500 y qué feo para el equipo y la F1, o qué bien para él y para los aficionados.
Sea cual sea el motivo no se deja de hablar de él y eso repercute en cierto modo en todo el mundillo de la F1, e incluso el mundo de la competición en general. Si no puede abrir el museo a tiempo, si intenta crear un equipo de ciclismo y algo se tuerce, sea lo que sea, ahí están las noticias de Fernando Alonso. Todavía recuerdo las «pruebas» que se podían ver en la red hace diez años, o algo más quizás, del «mal genio» del asturiano cuando se le ponía la cena tarde en un restaurante no me acuerdo de dónde, o el desplante del piloto a un aficionado que solo quería un autógrafo (pero los aficionados nunca acosan).
Se buscaban (y se buscan) pruebas de que por muy asturiano humilde que haya sido, el éxito se le subió a la cabeza. Que sus números no justifican su ego, que no tiene tantos títulos como para creerse nada (perdonad, que me voy a reír un buen rato). Pero no todo es malo, y casi en la misma medida, o posiblemente en mayor número si nos fijamos en la prensa extranjera, se valora su calidad y el mal momento en el que está por no disponer de un coche ganador, o al menos del medio montón superior de la parrilla.
Alonso es una entidad en sí mismo, una empresa
A Fernando Alonso le compensa enormemente tener presencia semanal en la prensa, dominando los titulares y provocando el vertido de enormes cantidades de tinta digital haga lo que haga. Si rompe el motor en la vuelta de calentamiento de Rusia, aprovechará para dar puntada; si le preguntan en la rueda de prensa del Gran Premio de España por la Indy, empleará diez minutos en vender el motivo de McLaren, el objetivo global y final de vender más coches, la idea que empieza a germinar en todos nosotros de que la F1 no lo es todo (pero eso ya lo sabíamos, al menos los parroquianos de este sitio).
Si quiere diversificar e invertir en una marca de ropa, la vestirá siempre que vaya a salir en esos titulares, en esas fotos, vídeos y entrevistas. Durante todo el Rookie Orientation Program, Alonso vistió alguna prenda de la marca que trata de impulsar; en el tweet donde ofrece dos pases para ir a la Indy con él, viste de Kimoa y el requisito para participar es hacer una compra de 80 euros en la tienda… Ahora mismo, Fernando Alonso es una empresa que trabaja para sí mismo, con millones de seguidores en las redes sociales, en los circuitos y en su museo.
Mark Webber decía hace unos meses que Alonso no terminará la temporada con McLaren; él lo desmintió. Yo casi espero que no la termine, porque esta es todavía peor que la temporada 2015. Mientras escribía esto, Alonso hacía un trompo por pisar los fluidos que escapaban de su McLaren tras dos vueltas al circuito. Es una vergüenza absoluta, un completo sinsentido llevar ese coche a los circuitos y fracasar estrepitosamente en cada sesión de cada Gran Premio. La gente ya no se corta, esto es un cachondeo a nivel mundial, pero Fernando Alonso sale indemne en términos generales:
here is FP1 moment @HondaRacingF1 lost another engine & probably @alo_oficial as well… shame @24hoursoflemans drivers declared yesterday pic.twitter.com/gRLfWRiVSN
— Midweek Motorsport (@specutainment) 12 de mayo de 2017
«Qué pena que las inscripciones de Le Mans estén cerradas». El tweet no dice exactamente eso, pero es muy aproximado. ¿Qué se le ha perdido a Fernando Alonso en la Indy 500? La respuesta sobra (pero el artículo al que enlazo hay que leerlo), es más, habría que reformular la pregunta. Que Alonso vaya a las 500 millas «no es correcto», según Massa, pero ¿es correcto que McLaren Honda no sea capaz de cumplir con las promesas (vagas, humo, que se las llevó el viento o lo que queramos, pero promesas) de competitividad? Si hasta viene Jenson Button desganado al Gran Premio de Mónaco, con cara de «vengo porque me lo han pedido, pero yo estaba mejor haciendo triatlones».
Viene un Jenson retirado al GP estrella del año, a la joya de la corona de la Fórmula 1, mientras Alonso escurre el bulto en Norteamérica haciendo lo que le viene en gana, corriendo un sueño (gane, pierda, choque o termine de la mitad para atrás, ¿qué importa?) y diciendo que para qué correr en Mónaco con una lata de conservas que pierde aceite por todas las esquinas. Y mientras tanto, los titulares siguen añadiendo valor monetario a su figura, y mientras tanto se va ganando al respetable (público y expertos) del otro lado del charco.
Si eso no es invertir (bien) en tu propia imagen y empresa, ¿qué es?