No se lo merecieron, no, en ninguno de los casos. Fernando Alonso publicaba en sus redes sociales un mensaje muy simple y contundente: “no lo suficientemente rápido. Simplemente. Mañana daremos lo mejor de nosotros”. El trago había sido amargo. El asturiano y el equipo McLaren se plantaban en la sesión de clasificación con el objetivo de salvar los muebles y tratar de estar entre los 30 pilotos clasificados, ni pensar en estar directamente en el Shootout de los Fast Nine del domingo.
Hasta un pinchazo y una tanda abortada en sus cinco intentos y una buena demostración de que el McLaren-Chevrolet con el dorsal #66 no estaba en condiciones de estar entre los mejores. Como resultado, será uno de los seis pilotos que formarán parte del Last Row Shootout, la tan temida repesca, del que solo saldrán tres pilotos con derecho a competir en la carrera del domingo 26 de mayo.
Mañana intentaremos hacer cuatro vueltas limpias y rápidas y veremos qué sucede. Si no lo logramos, es que no lo merecemos. Hoy no teníamos la velocidad. No podemos hacer mucho de aquí a mañana. La semana ha sido siempre igual, la velocidad no ha estado en el coche y no creo que la encontremos en una noche. Intentaremos hacer un intento limpio y esperemos que eso nos meta en la carrera
Obviamente desde Estados Unidos han tirado de hemeroteca para recordar otros grandes descalabros que han sucedido en la historia de las 500 Millas de Indianápolis. Mientras que Fernando Alonso todavía tendrá una opción para estar en la 103ª edición de la carrera, lugar que ya tiene asegurado el veterano Oriol Servià. En 1995 Roger Penske no pudo estar en la carrera después de dominar la edición del año anterior, mientras que, en 1993, el campeón defensor de CART, Bobby Rahal, no fue lo suficientemente rápido para formar parte de la parrilla. Ellos dos son algunos de los ejemplos de que la Indy500 no tiene misericordia.