Las caras de los principales miembros de McLaren deben tener varios ceños fruncidos. Monza ha significado el cuarto doble abandono de los coches de Woking, en ambos casos por problemas mecánicos. Stoffel Vandoorne rompió el nuevo motor que le proporcionó Honda, mientras que Fernando Alonso se retiró en la penúltima vuelta después de una carrera tensa en la que el asturiano se vio involucrado en algunas peleas en pista.
A pesar de que Monza es sin duda uno de los peores circuitos del calendario para los intereses de McLaren, el de Oviedo empezó medianamente bien al superar a los Sauber. Alonso pasó entonces a pelear con Jolyon Palmer, que se fue a la parte trasera después de una mala salida y ambos se encontraron varias veces en la pista. En la vuelta 14, Palmer adelantó a Alonso en la Variante della Roggia pero el de Renault cortó la chicane cuando estaba en paralelo con el español. El inglés no devolvió la posición y Alonso se quejó sonoramente por la radio en varias ocasiones.
Cuando Palmer se retiró, Alonso consideró el hecho como «karma» ante lo que creía que era una sanción injusta de solo cinco segundos por la maniobra en la chicane. Pasó el de McLaren a disputar una carrera más tranquila, llegando incluso a situarse justo detrás de Lewis Hamilton cuando éste salía de boxes. Alonso no siguió el ritmo del líder y se mantuvo en el circuito hasta que entró a boxes en la penúltima vuelta, con lo que se comentó que era un problema en la caja de cambios.
Es la novena carrera de doce que ha disputado en la que Alonso no cruza la línea de meta. Finaliza así otro fin de semana negativo para el ovetense en cuanto a velocidad y sobre todo fiabilidad. Por suerte para él la siguiente cita es el GP de Singapur, dónde la escudería de Woking tiene mucho interés en puntuar ya que es uno de los mejores trazados para los coches con menos potencia. Visto el buen rendimiento en Mónaco y sobre todo en Hungría, será interesante comprobar si el MCL32 responde bien en las calles del circuito de Marina Bay.