Quizás no haya sido la carrera más luchada entre los LMP1 a pesar de que Mike Conway ha vuelto a demostrar durante la última hora de carrera que era posiblemente el piloto más rápido de Toyota este fin de semana en el Circuito de Spa-Francorchamps. Tampoco el equilibrio técnico que pretendían ACO y FIA entre los LMP1 híbridos y privados ha quedado patente, al menos en estas condiciones de carrera, únicamente achuchando en ciertas partes de la prueba el Rebellion en alguna frenada ocasional a los prototipos de Toyota, especialmente en el segundo sector. Sin embargo, la primera cita de la supertemporada nos ha dejado una buena dosis de lo que la resistencia nos puede ofrecer, especialmente en las categorías ‘soporte’.
A buen seguro de no ser por los numerosos Safety Car, ni por el problema de Nakajima con los cinturones y su posterior trompo fruto del nerviosismo, no hubiéramos visto esos 20 minutos mágicos en el que hemos podido ver una buena muestra de lo que significa una carrera dentro de esta disciplina. A Fernando Alonso sin duda se le ha notado esa inexperiencia precisamente en dicho momento. La gestión del tráfico del asturiano no ha sido la mejor, y obviamente el británico, al volante del Toyota TS050 HYBRID LMP1 con el dorsal #7 tenía mejor ritmo de carrera y neumáticos con mejores condiciones que los del trío del número #8.
Sin los Manor por los impagos, con los Rebellion empleándose a fondo para tratar de retener al menos una de las posiciones del podio y uno de los coches de SMP contra las barreras, quedaba claro que actualmente la categoría reina del WEC es cuestión de dos, concretamente de los dos Toyota. Al ovetense se le dio trato de estrella, algo que ya vimos en las 500 Millas de Indianápolis, y él salió con una sonrisa que, sumado a los resultados con McLaren de este inicio de temporada (algo mejores que a lo que estábamos acostumbrados respecto a la etapa con Honda), seguro que le permitirá recargar las baterías para volver a estar listo anímica y físicamente de cara al Gran Premio de España.
La victoria llegaba cuatro años y 358 días después de aquel triunfo vestido rojo Ferrari frente a toda la afición española en el Circuito de Montmeló. Su nombre no sólo se sumaba a los de Emilio de Villota, Jesús Pareja o Marc Gené, ganador en este mismo escenario hace seis años con Audi junto a Loïc Duval y Romain Dumas. Un fin de semana grande en el caso de Alonso que además se complementa con salir líderes junto a Nakajima y Buemi de esta primera toma de contacto con el WEC previa a las 24 Horas de Le Mans. Se puede caer en la tentación de poner sólo el foco en la primera victoria de Alonso en el Mundial de Resistencia, pero la carrera ha sido una perfecta demostración de la filosofía del campeonato, ganan TODOS, gracias en este caso a la impecable salida de Buemi y a los stint sin errores de Fernando, como también pueden perder TODOS, por los problemas de Kazuki en el inicio de su relevo.
En la carrera pasó de todo, con tres coches de seguridad con los que perdimos toda la renta, pero mantuvimos las posiciones hasta la última vuelta y ha sido fantástico tanto el trabajo del equipo, con doblete en parrilla y carrera, como el hecho de ir primeros en el Campeonato del Mundo. Me han hecho la vida más fácil. Sabía que tenía que pilotar con inteligencia al final de la carrera sabiendo que teníamos una buena ventaja, sin embargo, todo se fue con el coche de seguridad final y nuestro pilotaje ‘fiable’ no era el más rápido así que tuvimos que pelear hasta el final, pero el equipo es asombroso y durante 6 horas estuvo impecable.
No ha sido ni la carrera más emocionante, ni la más competida y posiblemente tampoco la más representativa. Sin embargo, todos aquellos que hayan caído en el embrujo de las 6 Horas de Spa-Francorchamps habrán visto parte de la esencia de las carreras de resistencia. Bienvenidos, estáis, a pesar de la apuesta por sistemas de propulsión alternativos, ante uno de los últimos reductos en los que aún se puede disfrutar de la parte más pura del automovilismo.