Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Aunque por momentos los rumores se acallaban, la situación financiera de Force India ha estado muy lejos de ser la ideal desde hace años, por lo que a nadie le sorprendió cuando Checo Pérez habló de estado crítico para hacer referencia a la economía de la escudería de Vijay Mallya. Tal fue la situación extrema que alcanzó el equipo, que el propio piloto mexicano tuvo que intervenir para que el equipo entrara en administración y que no se produjera un cierre inmediato de la estructura y que se procediera a desmantelar por completo a los acreedores en una situación que ya hemos vivido en el pasado con Caterham o Manor.
La confirmación de la compra por parte de un grupo de inversión liderado por Lawrence Stroll fue sin duda la mejor de las noticias dentro del clima de tensión que vivía la escudería. En una cuerda floja constante que cada vez ofrecía menos garantías de resistir y sin red de seguridad. La FIA y Liberty Media eran perfectamente conscientes de que en cualquier momento se podía producir el colapso de la estructura y que en este caso no había un plan B para encontrar un equipo que llegara para cubrir el décimo lugar en parrilla.
Con los retrasos en la llegada de las evoluciones, empezando varias semanas por detrás del resto de los equipos, con una lucha por la zona media cada vez más competida y envuelta en los numerosos rumores, el equipo sacó la cabeza para llegar a mitad de temporada en una situación clasificatoria que desde luego no tenía relación directa con su salud interna. Con dos grandes pilotos de la talla de Esteban Ocon y Sergio Pérez, sumado a unos recursos humanos excelentes, la confirmación de este cambio de manos de la escudería confirmado por el jefe de operaciones, Otmar Szafnauer, durante la jornada de ayer, se ha convertido sin duda en la mejor de las noticias.
El equipo respira por primera vez en mucho tiempo, sin la sombra de las dudas económicas rondando sobre su cabeza y con la promesa de tener la parte financiera “garantizada” gracias al potencial con el que cuentan los nuevos propietarios que sin duda están en disposición de pagar a los acreedores lo que se les debe. Ahora se espera que la inyección de dinero tenga incidencia directa sobre el rendimiento del equipo con la llegada de piezas que se han ido retrasando durante los últimos meses y que sin duda podrían ayudar a la actual Force India a pelear por el quinto puesto con McLaren y HAAS.
A pesar de que se le conoce como “el padre de…”, el nombre de Lawrence Stroll ha sido vital para que lo que por ahora se conoce como Force India pueda salir adelante. La seriedad del empresario y multimillonario canadiense ha permitido que no solo los administradores consideraran positivamente la oferta del grupo de inversión, sino que además se hayan sumado importantes socios al proyecto como el también empresario canadiense Andre Desmarais, Jonathan Dudman de Mónaco Sports and Management (escisión de IMG, promotores de entre otras cosas del Mundial de RallyCross), John Idol de Michael Kors, John McCaw Jr, Michael de Picciotto y Silas Chou. Todos ellos con grandes fortunas a sus espaldas y con participaciones en multinacionales de mucho éxito tanto de la industria textil como de telecomunicaciones o petroleras.
La llegada de todos ellos no sólo se espera que salve a la escudería, sacando de un buen ‘marrón’ a FIA y Liberty, sino también para seguir dándonos la oportunidad de disfrutar de dos formidables pilotos y de un equipo que siempre ha dado la impresión de poder llegar a más. Force India puede presumir de tener otra vida más en el Mundial de Fórmula 1, una que además parece robusta y de garantías, precisamente algo de lo que no pudieron presumir otros equipos coetáneos de los que ahora sólo queda la historia y unas instalaciones completamente vacías y desvalijadas. Ahora la que debe preocupar el Williams, sin patrocinador principal, muy lejos del rendimiento que se espera de un equipo histórico y con la fuga de capital de los Stroll hacia los otros clientes de Mercedes-Benz.