Con él comenzó una larga tradición de la firma del ovalo dentro de la disciplina de los rallyes. Fue el primero, el que influyó en que la firma del ovalo siguiera dejándose ver en este tipo de competiciones con otros modelos como el RS200, el nonato RS1700T, Sierra, Focus o el actual Ford Fiesta WRC. Era 1968 cuando Ford Europa empieza a ver cómo de sus líneas de producción comienza a salir un nuevo modelo con un apellido que perduraría hasta nuestros días. El Ford Escort se ha convertido por méritos propios en uno de los vehículos más emblemáticos de los de Detroit, llegando incluso a brillar en una década en el que el Ford GT40 llegó a tocar la gloria de Le Mans frente a la todopoderosa Ferrari.
Si bien es cierto que el sedán de la década de los noventa contó con una versión grupo sobre la tan icónica como la del RS Cosworth y su espectacular alerón trasero, sería la variante World Rally Car la que supondría la llegada oficial de Ford Racing al Mundial de Rallyes. Sin embargo, fueron el Escort RS1600 y RS1800, también conocidos como Mk.I y Mk.II, bajo la reglamentación técnica en este caso ambos del Grupo 4.
El RS1600 consiguió su primera victoria en el Rally de Finlandia de 1973 con Timo Makinen al volante, aunque sería el Mk.II el que cosecharía más triunfos mundialistas, hasta 17 en poco más de un lustro (más de la mitad de las que cosecharía el apellido Escort en el WRC, 31 en total), aprovechándose de que la tracción Quattro todavía ni se había comenzado a diseñar y que sus más de 250 CV y 217 Nm de par máximo se podían domar a base de tacto con el pie derecho. Acrópolis, Portugal, Suecia, Finlandia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda o Safari fueron algunas de las pruebas en las que el RS1800 impuso su rendimiento con pilotos de la talla de Björn Waldegård, Hannu Mikkola o Ari Vatanen.
Ahora, el año en el que ha conseguido M-Sport su segundo título de Campeón del Mundo de pilotos consecutivo con Sébastien Ogier, Ford rinde tributo a los 50 años de uno de esos modelos históricos que marcan a varias generaciones. Todavía hoy en día sigue siendo espectacular escuchar el motor cuatro cilindros en posición longitudinal delantera mientras que el eje trasero sigue buscando transmitir la potencia de una de las zagas más juguetonas de la historia del Mundial. Encargado a Peter Windsor por parte de Ford Performance este pequeño vídeo documental refleja parte de su historia: