Prácticamente como si fuera uno más de los Mustang que salen de las líneas de producción (el pasado miércoles se celebraba la construcción del Mustang 10 millones en la factoría que tiene la marca en Flat Rock), el nuevo vehículo de la NASCAR con el que competirá la firma del ovalo ha desvelado hoy sus formas. Hasta ahora era únicamente una sombra y la confirmación por parte de Ford de que el ‘Pony’ de Detroit se había propuesto el ser algo más que el deportivo más vendido del planeta y volver de nuevo a la competición, tanto en el campeonato americano como en los Supercars australianos.
Será un momento único en la historia. Seguramente el emblema deportivo más icónico del fabricante de Detroit llegará por primera vez al campeonato más popular de Estados Unidos, a su categoría reina (sí ha competido en la Xfinity Series desde 2011), estando su debut fijado ya para la Daytona 500 de 2019 que se disputará el 17 febrero. En este caso, se ha tratado de que el coche sea competitivo sin perder el carácter del Ford Mustang, algo para lo que han trabajado conjuntamente tanto Ford Design como Ford Performance.
Hau Thai-Tang, vicepresidente ejecutivo de Desarrollo de Productos y Compras de Ford dedicó algunas palabras junto a Mark Rushbrook, director global de Ford Performance Motorsports, y los trece pilotos que actualmente compiten en la NASCAR Sprint Cup con uno de los vehículos de la firma, los cuales también se dieron cita para conocer de primera mano el vehículo en su presentación en la Sede Mundial de la compañía en Dearborn, Michigan.
Mustang ha corrido desde que se vendió por primera vez en 1964. Después de más de medio siglo, se siente genial finalmente dejar que Mustang se ubique en el escalón más alto de la serie de carreras de stock cars más popular de Estados Unidos.
