Estamos llegando al final del camino. Los que siguen carrera ya ven con ojos esperanzados la meta de Lima, los que han firmado su abandono en la lista ya solo pueden pensar en cuándo será la próxima vez en que puedan asaltar el reto que supone esta carrera. Cuerpos, mentes y máquinas se encuentran prácticamente al límite de sus fuerzas, algo que hace que las emociones estén a flor de piel en prácticamente todos los corazones de los participantes. Un detonante es capaz de hacer estallar hasta el más hermético de los caracteres.
Buen ejemplo de ello han sido las dos historias presentadas durante la última semana por Motul, patrocinador del Rally Dakar de lo que antes se llamaba como Malle-Moto, posiblemente la aventura que más al límite puede llegar a poner a los deportistas al tener que ingeniárselas para llegar día tras día al vivac con apenas lo puesto y lo que entra en un baúl que se precinta y que la organización se dedica a transportar a cada final de etapa.
Joan Pedrero se convertiría en uno de los primeros protagonistas del “Epic Story by Motul” que pretende elegir una de las historias más emotivas de la carrera. El catalán abandonó muy pronto la carrera debido a un problema con el motor de su KTM privada. Todo un veterano de la carrera, el catalán lejos de hundirse se convirtió en todo un apoyo para los motards con menos experiencia que sufrían problemas cerca suyo. No pudo estar de brazos cruzados a la espera del helicóptero que le llevaría a modo de camión escoba de nuevo al vivac. Incluso ayudó a Isidre Esteve antes de ser aerotransportado a un adiós irreversible y descorazonador. Fue esa historia una de las primeras que conmovió a los espectadores y aficionados, teniendo ahora continuidad con lo vivido por el rookie de 38 años, Frédéric Barlerin.
El francés se propuso terminar la carrera en honor a su tío, recientemente fallecido y uno de sus grandes apoyos. Sin embargo, la mecánica de su KTM le jugó una mala pasada, parándose en mitad de una etapa en la que el fesh-fesh reventó internamente las mecánicas y las esperanzas del propio debutante en malle-moto. A pesar de reprimir las lágrimas, poco podía hacer Barlerin para no dejar escapar su desconsuelo en forma de llanto desgarrador, allí, encima del depósito de su moto, preguntando “¿por qué me haces esto?
Por si te lo preguntas, no, Frédéric no pudo seguir en carrera, siendo una de las bajas de la primera parte de la etapa maratón, junto a Sara García, Daniel Albero, Nicola Dutto y sus tres ángeles de la guarda. Nos deja una intrahistoria de lo que no siempre se ve más allá de la lucha por las victorias. Del esfuerzo e ilusiones que se ponen en una aventura, en un reto, en casi dos semanas de sufrimiento que culminan proyectos personales y económicos que en muchas ocasiones se convierten en titánicos.