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Goodwood 2018: nueve curvas y 1,86 kilómetros de recorrido son suficientes para que nos duela el alma

Son 1,86 kilómetros, como dicen muchos: “apenas cuatro curvas que salpican la recta” que prácticamente se dibuja sobre los terrenos de Lord March, pero aun así el Festival de la Velocidad de Goodwood nos deja año tras año imágenes dolorosas para todos los amantes de la competición. Durante el ensayo previo al Shootout que se celebrará mañana ya hemos podido ver algunos errores y problemas que han terminado con el Ford Escort RS200 de Pat Doran muy dañado.

Era su hijo, el también británico, Liam Doran, al que le tocaba realizar el asalto a la subida con la bestia que construyó su padre para Pikes Peak. El piloto de rallycross apenas llevaba unos metros cuando ya nos dejaba la primera ‘librada’ para poco después terminar de perder el coche cuando el capó trasero del RS200 PPIHC volaba por los aires y con él los sueños del ex piloto del World RX de realizar un gran registro que se acercara hoy a los eléctricos. Resultado, un buen susto para Liam, la suspensión trasera dañada y con un pequeño conato de incendio que no llegaría a más.

Afortunadamente para Doran las llamas no iban a ser tan espectaculares como las que se formaron en la jornada de ayer en el Lexus RC F GT3 el que era pasto del fuego, en este caso cuando ya se encontraba en el paddock. El sobrecalentamiento en la unidad pilotada por Scott Pruett, el veterano piloto californiano del IMSA, terminaba con el showcar del fabricante nipón siendo completamente devorado mientras la espesa nube de humo negro ascendía incluso de la ya de por sí espectacular escultura realizada para celebrar el 70º aniversario de Porsche.

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Aun así, el viernes fue incluso más dramático en el recorrido de la subida que lo que vimos durante el sábado. El actor y antiguo luchador de la WWE, Bill Goldberg llevaba el Toyota Tundra de las NASCAR Truck contra las balas de paja después de irse muy largo en la curva de derechas que marca la entrada a la zona de sombra. Bill siempre ha sido un amante de los coches y es también conocido en Estados Unidos por presentar hace una década un programa basado en carreras de coches al más puro estilo Gumball, en este caso bautizado como Bullrun. Afortunadamente salía por su propio pie, aunque mucho más afectado y alejado de la imagen de tipo duro que arroja en las pantallas.

Aun así, el golpe más duro llegaría de la mano del Lister-Jaguar “Monzanapolis”, un coche único, literalmente, el cual ha sido bautizado como el ÍndyCar británico. Con un motor D-Type incrustado en este chasis de Lister, el equipo escocés Ecurie Ecosse compitió con él en la Carrera de los Dos Mundos (500 Millas de Monza), una prueba que se disputó a finales de la década de los cincuenta en la que compitieron los IndyCars americanos contra los monoplazas europeos. Su fama y el cariño de la gente es incluso mayor que su rendimiento, finalizando último en la edición de 1958 en la que estuvo inscrito. La salida de pista ayer nos dejó como resultado un bollo en un coche único y un despiadado piloto que no quiso parar…

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Iván Fernández

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