El estado de California anunció recientemente fuertes medidas para frenar esta segunda ola del Coronavirus, que tanto está afectando al país norteamericano y sobre todo a dicho estado de la costa oeste. Originalmente planeado para los días 17 y 18 de abril, el Gran Premio de Long Beach cambiará de fechas y pasará a disputarse en septiembre, cerrando la temporada de la IndyCar. Después de que la edición de 2020 fuera cancelada, este movimiento es claro para intentar que no vuelva a suceder lo mismo y poder volver a disputar carreras en el, posiblemente, circuito urbano más famoso de Estados Unidos.
No ha sido una decisión fácil y se ha tenido que ser consensuada también con el IMSA, que habitualmente comparte fin de semana en Long Beach con la IndyCar. Para evitar complicaciones logísticas, ambos campeonatos harán un único viaje a la costa oeste, dejando el mes de abril muy vacío de carreras. La IndyCar tendrá tres carreras consecutivas en septiembre de 2021, empezando el fin de semana del 12 de septiembre en Portland. Una semana más tarde visitarán Laguna Seca, cita que estaba planeada inicialmente para el mes de abril, para posteriormente cerrar el año en las calles de Long Beach. Esto deja la categoría sin carreras entre el 11 de abril (Barber) y el 1 de mayo (Texas).
El IMSA por su parte también ha visto su calendario afectado, dejando un hueco de casi dos meses entre las 12 horas de Sebring y la cita de Mid-Ohio, que ahora abrirá la temporada Sprint. El campeonato de resistencia más importante de América hará un único viaje a California en el mes de septiembre, disputando una primera carrera en Laguna Seca el 12 de septiembre, una semana antes de que haga lo propio la IndyCar. Tras una semana de parón, se unirán ambos campeonatos si la situación lo permite en las calles de Long Beach. Pero esta no será la última carrera del IMSA en 2021, pues el 9 de octubre se espera que se dispute Petit Le Mans, volviendo a su posición de final del campeonato habitual.
