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Gran Premio de Australia 1990: Todo decidido, todo por decidir

Sobre la temporada de 1990 se han escrito muchas cosas. La mítica rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost culminó en su tercer año consecutivo peleando por el título, puesto que en 1991 el francés no tuvo coche para apuntar a la corona mundial y en 1992 solo el brasileño estaría en la Fórmula 1. Finalmente, 1993 sirvió como epílogo y el casi necesario desempate histórico entre ambos, aún si la diferencia entre coches era también demasiado elevada. Pero hay una carrera que suele quedar relegada casi a nivel de anécdota, en ese último año de duelo cara a cara por ser el mejor piloto del mundo. El Gran Premio de Australia de 1990 se disputó después de decidirse el campeonato en favor de Ayrton Senna y suele acabar como una nota a pie de página. Parecería que Suzuka fuera el fin de todo. Todo decidido a nivel mundial pero todo por decidir en una última carrera de un año para el recuerdo. Con historias, peleas y un escenario único.

A nivel del campeonato, la Fórmula 1 llegó a Australia con todo decidido. Ayrton Senna se proclamó en Suzuka campeón del mundo por segunda vez tras el accidente en la salida con Alain Prost, subcampeón tras el brasileño. Puesto que además el resultado del GP de Japón sentenció también el campeonato de constructores, los duelos más interesantes en Adelaida iban a ser por el tercer puesto tanto para los pilotos como para los equipos. Con ocho puntos entre Benetton y Williams por una parte y nueve puntos separando a los cuatro pilotos que seguían a la pareja de cabeza, los duelos eran suficientemente interesantes como para esperar una buena afluencia de público en uno de los circuitos más espectaculares de la temporada. Se daba el caso, además, que este fue el Gran Premio puntuable número 500 de la historia de la Fórmula 1… este fin de semana (GP de Australia de 2019) vamos por el 998.

Pero si el mundo esperaba que con el título resuelto la polémica fuera a desaparecer, andaban todos equivocados. En una entrevista previa a la carrera realizada por Jackie Stewart a Ayrton Senna, el escocés abiertamente le dijo al recién proclamado campeón que se veía envuelto en demasiados accidentes, teniendo en cuenta su habilidad al volante. También Alain Prost tuvo su ‘diversión’, al salvarse sospechosamente de una multa por salir del ‘briefing’ de pilotos al estar en desacuerdo con la posición de dirección de carrera sobre una posible sanción en caso de saltarse un piloto la primera curva en la salida. Normalmente esta acción habría supuesto una multa para el piloto que lo hiciera… pero no esta vez. Adicionalmente, varios campeones del mundo se juntaron para una foto histórica para celebrar el GP número 500… pero entre ellos no estuvo un Prost que mantenía que el accidente de Suzuka había sido un acto deliberado de Senna. Muchos criticaron al francés, acusándole de estar fuera de sí tras perder el título. Un año después, Senna reconoció que el accidente no había sido fortuito.

En lo deportivo, Ayrton Senna obtuvo la pole position, la número 52 de su carrera deportiva con el que entonces era la vuelta más rápida nunca vista en el trazado australiano. Con Gerhard Berger segundo a más de medio segundo de la pole, estaba claro que los McLaren eran los grandes favoritos incluso con Nigel Mansell y Alain Prost en segunda fila con los Ferrari. Jean Alesi volvió a demostrar su talento con un quinto puesto, siempre destacando en circuitos urbanos y acompañado en la tercera fila por Riccardo Patrese. Nelson Piquet y Roberto Moreno coparon la cuarta fila para Benetton, mientras Thierry Boutsen era noveno y Pierluigi Martini daba buen uso de sus neumáticos Pirelli para ser décimo en el primer Minardi. El domingo se levantó con la antes mencionada polémica de la entrevista de Senna y la fotografía en la que Prost decidió no aparecer, por lo que los ánimos al llegar al hora de salida estaban bastante caldeados.

En el momento de la salida, Senna mantuvo la primera posición por delante de un Berger que arrancó lentamente, fastidiando la que había sido inicialmente una buena partida de Prost, que quedó relegado detrás de su compañero de equipo. Así, las cuatro primeras posiciones se mantenían como en la parrilla de salida, mientras Piquet y Patrese subían al cuarto y quinto puesto respectivamente, con Alesi séptimo. La carrera se desarrolló con varios abandonos entre los pilotos de la zona media y baja. Mientras tanto, en las posiciones de cabeza estaban los pilotos habituales aunque con un especialmente inspirado Piquet que adelantó a Prost en la tercera vuelta y a Berger en la novena. Los primeros puestos se mantuvieron hasta la parada a boxes de Mansell en la vuelta 46, cayendo hasta el quinto puesto en un principio y lanzándose en remontada a pir los pilotos que le precedían. El británico recuperó el cuarto puesto en la vuelta 57, superando a un Berger que había perdido su puesto con respecto a Prost.

Pero la gran sorpresa llegó en la vuelta 61, cuando Senna sufrió una salida de pista fruto de los problemas en la caja de cambios de su McLaren que le obligó a abandonar. El brasileño quedó fuera de carrera y cedió la primera posición a su enemigo, rival y compatriota Piquet. El de Benetton tenía 20 vueltas por delante y dos Ferrari por detrás. Prost no tenía ritmo suficiente para ser un problema pero Mansell sí. El segundo piloto de la Scuderia estaba en su última carrera vestido de rojo y quería irse con una alegría personal. Poco a poco fue recortando la ventaja del líder de carrera y con un error de este en la última vuelta tras marcar su giro más rápido de la carrera (el segundo de entre todos los pilotos) con los neumáticos con los que había empezado la prueba, Mansell se encontró peligrosamente cerca a falta de medio giro para el final. Para «Il Leone», no había segundas lecturas. Tenía que ir a por la victoria para terminar el año a lo grande.

En la recta trasera, Piquet dobló al Brabham de Stefano Modena, de manera que Mansell se encontró con el rebufo de dos coches que le permitió acercarse más que nunca a ellos. Lógicamente, seguía estando muy lejos… pero el valiente inglés se abalanzó sobre Piquet en la frenada. Durante un momento, parecía que iba a completar el adelantamiento. Luego, que este era imposible y por último, que el destino llevaba a los dos coches a acabar contactando. La habilidad de Mansell evitó el desastre pero su última oportunidad se había desvanecido. Ello le hizo perder algunos segundos con respecto a un Nelson Piquet que para sorpresa general se hacía con su segunda victoria del año. Nigel Mansell y Alain Prost completaron el podio en lo que habría sido un buen día para Ferrari… si aún hubiera algo por lo que pelear ese año. Gerhard Berger, Thierry Boutsen y Riccardo Patrese completaron la zona de puntos, con Roberto Moreno y Jean Alesi detrás.

El campeonato resolvía la tercera posición a favor de Nelson Piquet, el tricampeón del mundo que demostraba que la experiencia tenía aún un valor. En su penúltimo año en la Fórmula 1, empató a puntos con Gerhard Berger (cuarto) pero recibió el tercer puesto final por virtud de sus dos triunfos. Nigel Mansell fue quinto a seis puntos de su excompañero de equipo con Thierry Boutsen tres puntos más atrás. En el campeonato de constructores, el buen resultado de Benetton le valió un tercer puesto que era su mejor resultado en la Fórmula 1. Poco se imaginaban entonces los chicos de Flavio Briatore que en menos de un lustro estarían en la cima de la categoría reina, no con un campeón de antaño sino con un campeón de futuro. Las vueltas que da la vida…

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