Es difícil que tras decir la palabra «Spa» no venga después un suspiro cargado de un profundo anhelo… claro que no hablamos de un lugar para la relajación sino del famoso circuito de carreras. Spa-Francorchamps siempre ha tenido una mística sobrenatural y desde su inauguración en 1921 ha generado grandes carreras y planteado auténticos desafíos a los pilotos. La última carrera de Fórmula 1 en el trazado largo tuvo lugar en 1970, cerrando un periodo legendario de la categoría reina con la segunda y última victoria de Pedro Rodríguez. El piloto mexicano mostró sus cualidades al volante de un BRM que no estaba en ningún caso para ganar, tal y como lo demostrarían las demás carreras de la temporada.
La Fórmula 1 llegó al Gran Premio de Bélgica a principios de junio para disputar la cuarta prueba puntuable de un campeonato que encabezaba el veteranísimo Jack Brabham con quince puntos. Tras él, Jackie Stewart reivindicaba su posición de campeón en título con trece por delante de Jochen Rindt -ganador en Mónaco- y Denny Hulme con nueve y Bruce McLaren con seis aunque el neozelandés no estaría en Bélgica. Había fallecido dos días antes en un accidente en Goodwood, sacudiendo a todos sus compañeros. La competición estaba aún completamente abierta y la carrera en Bélgica debería suponer una nueva oportunidad para añadir candidatos en la lucha o para empezar a eliminar aquellos que no fueran lo suficientemente consistentes. Pero más allá de ello, la carrera celebrada entre los bosques de las Ardenas tenía un significado mucho más cargado.
En 1969, los pilotos se habían plantado y habían boicoteado la carrera al considerar que el circuito no era lo suficientemente seguro como para competir. Su acción tuvo recompensa ya que aunque los cambios no fueron posibles para el mismo 1969, un año después la mayoría de puntos del circuito tenían ya guardarraíles. No fue suficiente y aunque los pilotos valoraron la respuesta de forma positiva y aceptaron competir en las condiciones -mas seguras- en las que se encontraba el trazado, avisaron que al año siguiente debía haber más cambios incluso. De hecho, los pilotos llegaron a exigir la instalación de una chicane en la zona de Malmedy con tal de reducir la velocidad aunque ello no evitó medias de más de 240 km/h. Esto hizo que el fin de semana se desarrollara con una cierta tensión y aunque aún pasarían muchos meses hasta la resolución del «conflicto», para Spa-Francorchamps esta fue la última vez que se usó el histórico trazado largo en la Fórmula 1.
En cualquier caso, la carrera no contó con una gran inscripción, en parte por la muerte de McLaren y la retirada de un Johnny Servoz-Gavin que tras Mónaco asumió que no lograría recuperarse de una lesión ocular sufrida durante el invierno. Aún así, Ferrari inscribió un segundo coche para Ignazio Giunti para acompañar a Jacky Ickx y Lotus volvía a tener en pista a Álex Soler-Roig, el piloto de Barcelona que de hecho esta vez contaría un moderno 72. El coche no era el más indicado para el trazado -de hecho Jochen Rindt lo desestimó y compitió con un 49C- y varios problemas técnicos hicieron que el español no pudiera dar suficientes vueltas al circuito como para que se le permitiera tomar la salida. Fue el único piloto en quedarse a pie mientras los diecisiete restantes tendrían un puesto en parrilla para competir. La pole position fue para Jackie Stewart con un March por delante de Jochen Rindt con Lotus y Chris Amon con otro March -del equipo oficial, en contraposición con el coche del equipo Tyrrell del escocés-. Ligeramente más atrás partía Pedro Rodríguez, sexto en el primer BRM.
La salida vio a Rindt tomar inmediatamente la delantera de la carrera, superando tanto él como Amon a Stewart y relegándole a la tercera posición. No duraría mucho su alegría ya que tras cometer un error en la primera vuelta fue adelantado por sus dos perseguidores. Cuarto era Ickx con el primer Ferrari y con el ojo puesto en los pilotos de cabeza pero con Rodríguez a sus espaldas. Por delante, la lucha por la primera posición se intensificaba y Amon logró sorprender a Stewart y adelantarle. Pero el mexicano daba un aviso al superar primero al héroe local y luego a Rindt. El potente motor V12 de BRM estaba funcionando a las mil maravillas en carrera y eso permitió a Rodríguez situarse en cabeza en la cuarta vuelta, empezando a tirar para intentar distanciarse de sus rivales. En su intento por pelear, el coche de Rindt cedió con un pistón roto. Stewart sufrió un destino similar al romper el motor justo en el ecuador de la carrera.
Llegados a ese punto, las diferencias eran mínimas en la lucha por la victoria mientras por detrás se habían producido los abandonos de John Miles con el otro Lotus y Jackie Oliver con el segundo BRM entre otros. Apenas cinco vueltas después se terminaron las actuaciones de Graham Hill y Jack Brabham con problemas de motor y embrague respectivamente. La dureza de Spa-Francorchamps era indudable. También Ickx tendría que parar a boxes al sufrir una pérdida de gasolina que llegó a empaparle el mono. Después de parar para cambiarse y solucionar el problema los mecánicos de Ferrari, volvió a pista aunque fuera de los puntos. De esta forma el tercer puesto lo heredó Jean-Pierre Beltoise, que al volante del Matra que no habían querido Jackie Stewart ni Ken Tyrrell lograba aún llegar al podio. Pretendían los franceses demostrar que su producto no era ni mucho menos tan poco competitivo aunque las veces que pudieron demostrarlo fueron las menos.
La pelea por el triunfo se demoró hasta la mismísima última vuelta con un Rodríguez que intentaba mantener a raya a Amon, desatado. Tanto fue así que el primero marcó su mejor vuelta en el antepenúltimo giro y el segundo lo hizo en el penúltimo. El ritmo de ambos era endiablado y sus mejores vueltas estuvieron dos segundos por delante de cualquier otro piloto. Para Pedro Rodríguez, el titánico esfuerzo fue suficiente para asegurarse una ansiada segunda victoria -la última de Dunlop- mientras Chris Amon tenía que conformarse con lo que sorprendentemente «solo» era su segunda vez en segunda posición. La mala fortuna le había jugado malas pasadas al neozelandés en otras ocasiones. En esta, lo había dado todo y a pesar de ello había sido insuficiente. Sabiendo que la victoria se había escapado solo por una gran actuación de Rodríguez, ambos se felicitaron con amplias sonrisas y aunque sin saber que la Fórmula 1 no volvería a ese trazado en particular, sí sabían que habían dado un gran espectáculo. La zona de puntos la completaron Giunti, Stommelen y Pescarolo.
Para Spa-Francorchamps, la disputa del Gran Premio de Bélgica allí en 1970 fue algo especial. La seguridad empezaba a ser tomada muy en serio y con un circuito que no lograba alcanzar los estándares modernos, la carrera tuvo que cambiar de sede. Después de la cancelación de la prueba de 1971, la competición se desplazó a Nivelles en 1972 y 1974 y a Zolder en 1973 y a partir de 1975. No fue hasta 1983, cuando Spa volvió al calendario del gran circo y lo hizo a lo grande con un nuevo trazado que convenció a pilotos y aficionados. El trazado belga se convirtió en un caso rara avis en el que un gran circuito de antaño dio paso a otro gran circuito moderno. La grandeza de Spa-Francorchamps se ha mantenido hasta nuestros días y aunque los más puristas reniegan de cambios recientes como la mutilada Bus Stop, sigue siendo uno de los lugares más populares para las carreras en el mundo entero.
A día de hoy, la victoria de Pedro Rodríguez en el Gran Premio de Bélgica de 1970 supone la última vez que un piloto mexicano logró un triunfo en la Fórmula 1. Desafortunadamente, el mexiqueño fallecería al año siguiente en un accidente de la cita de Norisring del campeonato Interserie. Desde entonces, solo tres pilotos han estado en la categoría reina: Héctor Rebaque entre 1977 y 1981, Esteban Gutiérrez entre 2013 y 2016 y Sergio Pérez desde 2011 hasta la actualidad. Este último es el único que ha logrado -en varias ocasiones- subirse al podio y representa la gran esperanza de su país. Con los mejores asientos asignados para la próxima temporada, la mejor opción de «Checo» será seguir en Force India, un equipo en claro crecimiento pero con un techo evidente al no tener el dinero necesario para pelear por ganar. ¿Llegará de alguna forma una nueva victoria para México?