Gran Premio de España 1980: Fórmula 1 sí, Campeonato del Mundo no

Hay carreras y carreras, pero a lo largo de la historia del Gran Premio de España, si se habla de una cita que destaque por la cantidad de cosas que pasaron fuera de lo estrictamente deportivo, la más especial debe ser la edición de 1980 de la cita automovilística más importante de nuestro país. Programada como la séptima carrera de la temporada del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, Nelson Piquet llegaba en cabeza de la general… pero lo más importante no serían los puntos ni la victoria de Alan Jones, sino la batalla entre la FISA y la FOCA, con los organismo españoles metiendo cizaña. Se trata de la última carrera de Fórmula 1 no puntuable disputada en España y probablemente la semilla que hizo que la categoría reina no volviera al Jarama tras la edición de 1981.

La tensión entre la FISA y la FOCA había ido en aumento en las semanas anteriores y en los Grandes Premios de Bélgica y Mónaco, esta última indicó a los pilotos afiliados con sus equipos que boicotearan los briefings, apoyándose en que la normativa no obligaba a su asistencia. A pesar de eso, la FISA de Jean-Marie Balestre respondió con multas de 2.000 dólares en Zolder y 5.000 a los pilotos reincidentes en Monte Carlo. Yendo más allá, tras una reunión extraordinaria en Rio de Janeiro, el presidente de la FISA amenazó con retirar la licencia a aquellos que no pagaran las multas. De esta forma, cuando el circo de la Fórmula 1 llegó al Jarama, la FISA había ordenado la suspensión de quince licencias. Había quince pilotos que podrían quedarse sin correr si no pagaban las multas de inmediato.

La respuesta de los equipos de la FOCA no se hizo esperar, llegando la amenaza de retirarse de la carrera, y el Real Automóvil Club de España (RACE) se sacó una propuesta que suponía su primera ‘aportación’ a la guerra: pagarían ellos las multas, intentando mitigar las pérdidas millonarias que habría si la carrera no se disputaba. La solución no fue aceptada por Balestre, que respondió que la responsabilidad era de los pilotos. El conflicto llegó porque la multa de Mario Andretti había sido pagada por Essex, patrocinador de Lotus. Además, Nelson Piquet había tomado parte en los 1000 km de Nürburgring la semana anterior con la licencia suspendida. En esta situación, el jueves Balestre rechazó que la FISA tuviera nada que ver con la carrera si los pilotos no pagaban las multas.

El golpe de efecto llegó el viernes, cuando el RACE asumió la organización del Gran Premio tomando la responsabilidad de la Federación Española de Automovilismo (FEA). Puesto que el RACE era el propietario del circuito, podía encargarse de la organización con la única condición de informar a la FIA de todo lo que ocurriera durante el fin de semana. La decisión se había tomado porque la FEA tenía que estar afiliada a la FIA al ser un organismo oficial, mientras el RACE podía colaborar con la FOCA. Y evidentemente, el RACE afirmó que las licencias de piloto de la FISA no eran necesarias para tomar parte en el evento. Entre tanto, la primera sesión de entrenamientos libres había comenzado aunque solo con los equipos afiliados con la FISA (Ferrari, Alfa Romeo y Renault)… y Emilio de Villota, en su Williams privado.

Pero al tomar control del evento el RACE, la sesión fue declarada no válida y después de una pausa de media hora en la que la Guardia Civil sacó del circuito a todo el personal de la FISA, los entrenamientos libres comenzaron de nuevo. Esta vez, Ferrari, Renault, Alfa Romeo y Osella decidieron no tomar parte en ella, buscando evitar sanciones de la FISA en otras categorías. Aún así, todos seguían en el circuito en caso de que se llegara a algún acuerdo. Llegado el sábado, la situación era la misma, aunque Osella tenía el coche listo para competir. Oficialmente, cedieron el coche a Eddie Cheever y a los patrocinadores del equipo para que hicieran con él lo que quisieran. Esto llevó a la inscripción del Osella FA1 con Eddie Cheever al volante bajo el nombre de «Denim After Shave». En cuanto a Enzo Osella, no se le vio por boxes en todo el fin de semana.

Por su parte, Renault y Alfa Romeo estaban dispuestos a competir, bajo la condición que Ferrari participara también. El motivo era claro; si la FISA tomaba acción contra ellos, creían que solo un frente común de todos los equipos podría salvarles. Pero Marco Piccinini anunció la decisión del equipo Ferrari… la Scuderia se retiraba del evento por orden del propio Enzo Ferrari, arrastrando así a los dos otros fabricantes. Las posiciones de los pilotos sobre la validez de la carrera eran totalmente opuestas, según el lado de la contienda en el que se encontraran. Mientras René Arnoux (segundo en la general) aseguraba que era inaceptable que los equipos de la FISA no compitieran y afirmaba que la prueba no debería dar puntos, Alan Jones ha mantenido siempre que la carrera debería haber sido válida, aunque en su caso la ausencia de puntos no le dejó sin título al terminar el año.

La pole position fue para Jacques Laffite, mientras Didier Pironi fue tercero, demostrando que los Ligier funcionaban de maravilla en el tortuoso trazado madrieño. Segundo y cuarto estaban los Williams de Alan Jones y Carlos Reutemann, con Nelson Piquet quinto en el primer Brabham. Los cinco formaban el contingente de candidatos a la victoria, mientras el novato Alain Prost era sexto en el terriblemente poco competitivo McLaren, por delante de Ricardo Zunino en el segundo Brabham. Mario Andretti, Jan Lammers y Eddie Cheever completaban el top 10, mientras Emilio de Villota logró ser décimo séptimo por delante de campeones del mundo del futuro y pasado como Keke Rosberg y Emerson Fittipaldi. La carrera fue una auténtica prueba de resistencia en altas temperaturas, con Reutemann tomando el liderato en primera instancia por delante de Jones, Laffite, Pironi y Piquet.

Por detrás, Kennedy trompeó en la segunda vuelta y quedó fuera de carrera, mientras De Villota trompeaba pero lograba seguir en pista. Empezaron entonces a llegar poco a poco los abandonos; primero Prost por culpa del motor de su McLaren, luego Rosberg y Daly por sendos accidentes fruto de problemas de frenos, mientras por delante Jones cometía un error con una marcha que le hacía caer hasta el quinto puesto. Así, Reutemann heredó el liderato con Laffite presionándole. El siguiente piloto en decir adiós fue un Lammers que rodaba en una espectacular cuarta posición en su ATS cuando tuvo que parar a boxes… con problemas de frenos. Su retirada llegó poco después por un fallo de su sistema eléctrico. Andretti y Patrese cayeron poco después con un motor y una caja de cambios rotos respectivamente. Entonces, en la vuelta 35 llegó el gran momento de la carrera, con Emilio de Villota como protagonista, poco después de la retirada de Zunino.

El español intentó echarse hacia el interior para dejar que Reutemann le doblara sin problemas por el exterior y cuando Laffite vio la oportunidad por el interior, se lanzó a por ello, llevándose por delante al piloto local y al líder de carrera. Piquet heredó el liderato de la prueba, con Pironi y Jones en tres segundos. El brasileño duró apenas siete vueltas en cabeza, antes que su caja de cambios le dejara tirado en la misma vuelta que Lees con un trapecio de suspensión roto. El otro incidente entre pilotos lo protagonizaron Watson y Gaillard en un doblaje que acabó mal, con el primero fuera de carrera y el segundo con mucho tiempo perdido tras pasar por boxes para reparar su coche. Entonces, a quince vueltas del final Pironi notó algo extraño en su monoplaza y redujo la velocidad antes que su rueda se saliera. Cheever se retiró dos vueltas después y con seis coches en pista y a poco más de diez giros del final, la carrera se estabilizó. Al final, Alan Jones mantuvo su enorme ventaja y logró la victoria.

En el podio le acompañaron Jochen Mass en el Arrows tras llegar a más de 50 segundos y Elio de Angelis en el único Lotus superviviente como el último hombre en la vuelta del líder. En el anecdotario, en caso de haber sido una carrera puntuable, el Gran Premio de España de 1980 habría visto los últimos puntos de Emerson Fittipaldi, así como los únicos (el único, en realidad) de un Patrick Gaillard que de hecho disputaba en el Jarama la que acabó siendo su última carrera de Fórmula 1. De la misma forma, Jochen Mass habría logrado el que habría sido su último podio mundialista, además de ser también estos sus últimos puntos. Al final, una carrera en la que destacaron pilotos menos habituales aunque en ese sentido ayudó en buena forma las ausencias de Renault, Ferrari y Alfa Romeo.

El día posterior a la carrera, la FIA tuvo una nueva reunión extraordinaria de su comité ejecutivo en Atenas y allí se decidió que la carrera no formaría parte del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de 1980. Adicionalmente, la FOCA perdió su asiento en el comité ejecutivo de la FISA. Por su parte, el presidente de la FIA, Paul Alfonos von Metternich-Winneburg declaró que había llegado la hora de decidir quien dirigía el automovilismo… y que Ecclestone no era el propietario de la Fórmula 1 (las vueltas que daría la vida). La FIA criticó también la actuación del RACE por actuar «de manera deplorable con respecto a la federación española» al haberle quitado la responsabilidad de organizar el evento el viernes antes de la carrera. El RACE argumentó que había actuado de acuerdo con la ley al mantener a la FIA informada de todas sus actuaciones.

Desde el RACE, se apeló la decisión de la FIA en Atenas sobre la ausencia de reparto de puntos. La situación llegó a tal punto que Frank Williams logró que el ministro de deporte británico Hector Monro contactara al presidente de la FIA para pedirle que la carrera fuera válida para el mundial, pero el 31 de julio, casi dos meses después de la carrera, la decisión quedó ratificada. Para dejar clara su postura, la FIA anunció una multa de 3000 francos suizos en suspensión para todos los pilotos y equipos que participaron en el Gran Premio de España. Mientras tanto, las multas anteriores a la cita del Jarama fueron pagadas antes de llegar al Gran Premio de Francia, lo que devolvió la normalidad en el asunto de las licencias. La guerra entre la FISA y la FOCA había comenzado, con una carrera afectada. Llegarían más, como el Gran Premio de Sudáfrica de 1981 y el Gran Premio de San Marino de 1982.

Gran Premio de España 1980 – Jarama

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