Poco entendido en la materia de la Fórmula 1 hay que no vea en François Cevert a quien debió haber sido el primer campeón del mundo francés. Compañero de equipo de Jackie Stewart en Tyrrell, estaba destinado a liderar el equipo del «Tío Ken» cuando el escocés dejara la categoría reina a finales de 1973. Con Tyrrell habría podido seguir evolucionando, encabezando un equipo que en los años posteriores siguió con buen rendimiento pero sin un liderazgo claro incluso cuando Jody Scheckter y Ronnie Peterson pilotaron el espectacular P34 de seis ruedas. Desgraciadamente, la muerte de Cevert en el Gran Premio de Estados Unidos de 1973 nos privó de ver todo aquello que pudo haber sido. Pero dos años antes en el mismo circuito, obtuvo su única victoria en la Fórmula 1. Por un día, estuvo en la cima del automovilismo mundial.
La mayor anécdota pre-carrera llegaba gracias a dos pilotos locales, Mario Andretti y Mark Donohue, quienes estaban inscritos tanto en la Fórmula 1 como en la USAC, que inexplicablemente había sido movida a la misma fecha que el Gran Premio de Estados Unidos tras un diluvio que había impedido la disputa de la carrera en su fecha original. Bajo contrato con sus respectivos equipos de la USAC, ambos se encontraban en una situación comprometida puesto que debían tomar parte en la carrera del campeonato nacional si esta tenía lugar y puesto que la FIA no permitía estar en dos carreras con tan poco espacio entre ellas, se quedarían sin disputar el Gran Premio de Fórmula 1. Su única esperanza era clasificar para ambas carreras y esperar que el domingo hubiera lluvia para que la carrera americana quedara de nuevo retrasada.
Pero el domingo se levantó con un sol de justicia y Andretti y Donohue tuvieron que competir en la carrera de la USAC, dejando de lado sus obligaciones en la Fórmula 1 para decepción tanto de los aficionados como de sus jefes de equipo europeos. El Gran Premio de Estados Unidos contaba con el mayor premio a repartir entre los participantes, lo que ayudaba a que la inscripción fuera especialmente buena. Para esta edición de la carrera, Watkins Glen estrenaba una nueva sección, añadida al circuito antiguo, cambiando el desafío para los pilotos. En este nuevo trazado, la primera pole position fue para Jackie Stewart, por delante de Emerson Fittipaldi y Denny Hulme. Clay Regazzoni y François Cevert ocupaban la segunda fila —en ese entonces, la parrilla alternaba filas de 3 y de 2—, con Jo Siffert, Jacky Ickx y Chris Amon en la tercera, formando el contingente de pilotos con opciones de victoria.
En los primeros compases de carrera, Hulme se situó en cabeza pero la alegría le duró poco al neozelandés, puesto que antes de terminar la primera vuelta Stewart volvía a estar en primera posición. Tras Hulme, ahora segundo, Cevert ejercía presión en el segundo de los Tyrrell y se mantenía por delante de Siffert, Ickx, Amon y Fittipaldi tras una mala arrancada. En cabeza, Stewart empezó a marcar un ritmo imposible de seguir por los demás pilotos pero pronto, sus neumáticos empezaron a ceder. Tanto empuje estaba acabando con la vida útil de sus gomas y en la vuelta 14 demostró una vez más su capacidad de pensar más allá del típico egoísmo de los pilotos al dejar que su compañero de equipo tomara la primera posición. No solo Stewart tenía problemas con sus ruedas, ‘imitado’ por Hulme aunque en peor condición y perdiendo posiciones sin posibilidad de defenderse. Quien sí defendió mejor que nadie fue Stewart, impidiendo que Ickx le adelantara.
Para cuando el Ferrari logró situarse en segundo puesto, Cevert tenía ya prácticamente seis segundos de ventaja, de manera que la situación era beneficiosa para Tyrrell. El francés realizó una gran actuación y dirigió la carrera con cabeza y velocidad, controlando la ventaja con respecto al belga. Con lo que no contaba Cevert era con la diferencia entre los neumáticos Good Year que él usaba y los Firestone que calzaban a los Ferrari. Estos últimos tenían mucho menos desgaste y con el paso de las vueltas mejoraban en lugar de empeorar, como le sucedía al líder de carrera. A falta de poco más de diez vueltas para el final, parecía que Ickx tenía la carrera ganada pero su alternador cedió y al hacerlo, agujereó la caja de cambios, forzando su abandono y dejando un charco de aceite en medio de la pista. Hulme fue el primero en salirse de pista a causa de la mancha de aceite, doblando la suspensión y quedando fuera de carrera.
La sorpresa llegó con la salida de pista del propio Cevert, que golpeó las barreras con suficiente suerte o habilidad como para no dañar su máquina. A pesar del percance, seguía en cabeza y ahora lo hacía con 29 segundos de ventaja sobre el segundo, Jo Siffert con el primero de los BRM. El suizo contaba a su vez con más de medio minuto de ventaja con respecto a Ronnie Peterson en su March. Pero la carrera tenía aún algo más de drama para entretener a los aficionados y a cuatro vueltas del final, Siffert comenzó a notar como su motor no entregaba la potencia de forma adecuada. Se estaba quedando sin carburante y empezó a dar bandazos para poder aprovechar todo cuanto tenía dentro de su depósito, rodando más lento a pesar de todo y por lo tanto perdiendo segundos a pasos de gigante. Peterson se acercaba con decisión pero al final, Siffert logró defender el segundo puesto aunque con apenas cuatro segundos de ventaja sobre el sueco.
François Cevert logró su primera —acabaría siendo única— victoria en la Fórmula 1 con gran celebración por su parte. Honesto y leal a su equipo, no tuvo ningún reparo en reconocer que había aprendido mucho de su compañero y que había sido el escocés, quien le había dejado pasar. De hecho, Stewart había terminado quinto por detrás de Howden Ganley y por delante de Clay Regazzoni, último piloto en llevarse puntos de Watkins Glen. Curiosamente, «El Glen» había estrenaba a un ganador por tercer año consecutivo, tras Emerson Fittipaldi en 1970 y Jochen Rindt en 1969. Curiosamente también aunque de forma mucho más triste, sería en este mismo circuito, donde dos años después Cevert perdería la vida al sufrir una salida de pista durante la sesión clasificatoria.
También fallecería en competición aunque mucho antes, Jo Siffert. De hecho, el Gran Premio de Estados Unidos fue su última carrera puntuable para el campeonato del mundo de Fórmula 1, puesto que perdería la vida en una prueba no puntuable en Brands Hatch. El automovilismo entraba en una época en la que todos los esfuerzos de Jackie Stewart y algunos de sus compañeros para intentar mejorar la seguridad en el mundo de las carreras comenzarían a ser reconocidos. Desafortunadamente, para llegar a ese punto aún habría que ver varios accidentes, lesiones y muertes más. Para muchos de ellos, la seguridad en la Fórmula 1 y los deportes de motor llegaron simplemente demasiado tarde.