La temporada de 1985 de Fórmula 1 fue de aquellas que hacen afición. Con un total de siete ganadores distintos pertenecientes a cinco escuadras y una bonita lucha por el campeonato que durante el primer tercio de Mundial parecía estar abierta a cualquiera que tuviera interés, la categoría reina vivió un año repleto de emociones. Una de las citas más interesantes del año se vivió en Francia y aunque no fuera necesariamente por una espectacular lucha por la victoria -en su momento se calificó la carrera de aburrida-, sí lo fue por lo que se pudo ver… además del aliciente histórico de tratarse de la última victoria de Brabham, de la mano del siempre polémico Nelson Piquet.
Cuando la Fórmula 1 llegó a Paul Ricard para el Gran Premio de Francia de 1985, la categoría estaba en uno de esos momentos álgidos dentro de la propia temporada. En seis carreras habían vencido cinco pilotos distintos -serían seis en siete carreras tras Francia- y sólo Alain Prost había logrado repetir con sus triunfos en Interlagos y Montecarlo. Más allá del francés, las victorias habían sido para Ayrton Senna, Elio de Angelis, Michele Alboreto y Keke Rosberg. De entre ellos, el italiano era el líder del certamen gracias a la fiabilidad de su Ferrari y los cinco podios en las seis primeras carreras. En el Gran Premio de Francia debutaría la asociación Tyrrell-Renault aunque sólo con el coche de Martin Brundle, 33 km/h más rápido que el Tyrrell-Cosworth de Stefan Bellof.
Como era de esperar en la espectacular recta del Mistral -que volverá a la Fórmula 1 aunque partida por la mitad en 2018-, las altas velocidadesm arcaron dos otros registros espectaculares en los entrenamientos con la velocidad punta más alta de Marc Surer con su Arrows-BMW de 338 km/h y un nuevo récord marcado por Nigel Mansell… el del accidente a mayor velocidad de la historia de la Fórmula 1 hasta entonces. El británico sufrió una salida de pista a 322 km/h aunque afortunadamente «sólo» tuvo que perderse el Gran Premio de Francia por una concusión causada por el fuerte golpe. Estaría de vuelta en la siguiente carrera. Keke Rosberg firmó la pole position por delante de Ayrton Senna, Michele Alboreto, Alain Prost, Nelson Piquet y Niki Lauda.
En la salida, Rosberg y Senna defendieron sus posiciones con éxito y se mantuvieron en cabeza mientras el tercer puesto era para Piquet tras una sorprendentemente buena arrancada. Por detrás, Prost perdía varias posiciones y Alboreto mantenía sus opciones al ser cuarto. Pero con la elevada temperatura en Paul Ricard, la situación de carrera comenzó a cambiar. Los motores Renault de los Ligier fueron los primeros en expirar, seguidos del turbo del Ferrari de Alboreto. El calor también ayudó a que Piquet pudiera empujar más que sus rivales puesto que el Brabham que pilotaba usaba neumáticos Pirelli, mucho más resistentes que las gomas de sus rivales.
El Lotus de Senna no ofreció resistencia en la recta del Mistral, algo que sí pudo hacer Rosberg, armado con un Williams-Honda suficientemente potente como para defenderse de Piquet. El monoplaza del brasileño montaba el motor más potente de la parrilla en aquellos tiempos, el BMW. Así, en la vuelta once Piquet tomó el liderato y empezó a escaparse de un Rosberg que había empujado demasiado en las primeras vueltas y se quedaba sin neumáticos. Los problemas de Senna forzaron al brasileño a pasar por boxes y dejaron al líder con un dolor de cabeza menos aunque también eliminaron un rival a los McLaren que andaban en plena remontada.
Tanto Prost como Lauda pasaron sin problemas al Lotus de De Angelis y alcanzaron a Rosberg, que gracias a la potencia de su motor logró defender el segundo puesto durante más tiempo del que habría sido lógico. Mientras tanto, Senna sufría un fuerte accidente intentando recuperar tiempo tras su paso por boxes y se veía obligado a abandonar la carrera. Por delante, la lucha entre los McLaren y el único Williams que había tomado la salida daba emoción a la carrera. También desgastó la máquina de Lauda, que acabó rompiéndose al ceder su caja de cambios y dejando al austríaco, campeón en título y ganador en Paul Ricard el año anterior, fuera de carrera. Prost no tardó en dar cuenta de Rosberg y se lanzó en persecución del líder.
Cada vuelta Prost estaba entre un segundo y medio y dos segundos más cerca de Piquet, que había logrado una ventaja de más de veinte mientras el francés peleaba con el finlandés. Precisamente Rosberg optó por una estrategia alternativa, parando a montar neumáticos nuevos. La expectativa era que los rivales perdieran tiempo en las últimas vueltas mientras él podía empujar hasta el final, esperando poder alcanzarles. El esfuerzo tanto de Prost como de Rosberg fue titánico pero Piquet tenía la carrera bajo control y nadie logró llegar hasta él antes del final de carrera. De hecho, Prost se estaba quedando sin neumáticos… ¡y sin carburante! Ello le obligó a reducir su ritmo en las últimas vueltas.
Tanto fue así que ello permitió que Rosberg no sólo alcanzara a Prost en el último giro de la carrera sino que además llegara a sacarle tres segundos cuando pasó por meta. Nelson Piquet lograba así su primera victoria del año gracias a los neumáticos Pirelli. Un triunfo importante puesto que fue el último del equipo Brabham. Tras la carrera respondió con sorna a quienes le decían que la carrera había sido aburrida que a él también se lo había parecido, tomándose la recta de Mistral para «pensar qué responder a vuestras tonterías». A su lado, Keke Rosberg y Alain Prost quedaban satisfechos con un puesto en el podio en un día en el que habría sido muy fácil quedar fuera de carrera con problemas técnicos. Completando la zona de puntos estuvieron Stefan Johansson, Elio de Angelis y Patrick Tambay con la versión «B» del Renault RE60.
Dentro de las curiosidades del Gran Premio, Keke Rosberg obtuvo en Paul Ricard la primera vuelta rápida de su carrera. También era la primera victoria en Fórmula 1 de Pirelli desde 1957. Pero quizás el punto más importante estaba dándose en los stands de Renault. Con una enorme decepción en casa y sin demasiadas expectativas de mejorar, la rueda estaba en marcha y cuesta abajo. Al terminarse la temporada de 1985, Renault se retiró de la categoría reina como equipo oficial y no volvió hasta 17 años más tarde al quedarse con lo que había sido Benetton para completar la misión que se habían marcado en 1977. Junto con Fernando Alonso lo lograrían al llevarse los títulos de 2005 y 2006…