Desde que la producción de las famosas Gymkhanas de Ken Block ha pasado a ser responsabilidad de Ford Performance o de otros patrocinadores del estadounidense es cierto que Monster Energy ha bajado ligeramente su lanzamiento de cortometrajes relacionados con el automovilismo. Sin embargo, queda demostrado una vez más que la compañía de bebidas energéticas norteamericana puede también hacer grandes trabajos sin la presencia del funambulista californiano.
Casey Currie es precisamente el gran protagonista del último trabajo de Monster Energy, en este caso en la árida zona que rodea el Lago Havasu, justo en la frontera entre Arizona y California. Al volante de su espectacular Trophy Jeep de 850 CV de potencia y tracción total, Currie nos hace toda una demostración de lo que se puede hacer con unos grandes recorridos de suspensiones, un patio de recreo sin límites y una buena dosis de imaginación para sacar todo el partido de los pueblos fantasmas y las antiguas minas de oro abandonadas que rodean la popular Ruta 66.
El espectáculo está asegurado por parte del ganador de la Baja 500 2017 en su categoría, e incluso se pone una vez más de manifiesto lo mucho que les gusta la destrucción a los norteamericanos sin ningún tipo de pretexto tal y como podemos ver en escenas como el paso a través de la caravana o la especie de obstáculo trialero en forma de dos Cadillac desguazados que se encuentra por su camino. Yanqui, muy yanqui sin duda, con ganas de ponerse practicamente la mano en el pecho y gritar «¡América!» mientras vemos tal exhibición.
