Oficialmente este Dakar ha tocado a su fin y sin lugar a dudas, ha sido el más exigente, despiadado, completo e imprevisible desde que la carrera desembarcó hace 10 años en Sudamérica. Una prueba, que tiene el derecho de llevar el nombre del rally-raid más duro del planeta en su cartel de presentación por mucho que haya más 6.600 kilómetros entre las dunas de Perú y la llegada del Lago Rosa.
Lo hizo con la victoria de los de siempre, especialmente en coches, motos y camiones, pero con más sufrimiento que nunca para los dominadores de sus respectivas categorías en las últimas ediciones. KAMAZ tenía el serio riesgo de verse demasiado favorito. La Armada Rusa se quedó muy pronto sin uno de sus galgos, Airat Mardeev, algo a lo que se sumaría que tano Sotnikov como Shibalov también perdieron varias horas desde el inicio. Al final, Nikolaev se terminó apuntando su tercer Dakar como piloto, el cuarto en su carrera deportiva, el 15º para los gigantes del este.
A KTM también le costó más de la cuenta tras la retirada de Sam Sunderland. Price cuando supo reaccionar ya estaba muy lejos de la cabeza de la carrera y sólo fueron las dotes de Matthias Walkner para seguir su propio rumbo, el correcto a final de cuenta, para poder lograr su 17º triunfo consecutivo en la prueba off-road más prestigiosa del mundo, la misma en la que un día Heinz Kinigadner convenció a los jefes de la firma austriaca de que sería el terreno perfecto para demostrar las capacidades de sus motos.
En coche… Nada que no hayamos dicho hasta ahora. Carlos Sainz y Lucas Cruz se anotaron su segunda victoria en el Rally Dakar después de ocho años. La pareja española disfrutó aún más de un éxito por el que han peleado desde su llegada a Peugeot Sport, siendo la carrera la que les ha dado la espalda con dos fuertes accidentes y un abandono por problemas mecánicos.