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Historias del Dakar: el día en que SEAT y Jutta Kleinschmidt cambiaron el automovilismo

Quizás la victoria de Jutta Kleinschmidt en 2001 es una de las más recordadas de la historia del Rally Dakar. No sólo por el momento histórico de ver una mujer vencer el rally-raid más duro del planeta, sino también por todo lo que rodeó el final de aquella edición, con las cuestionables actuaciones de Jean-Louis Schlesser o la reacción del copiloto de Masuoka después de la encerrona llevada a cabo por los dos buggies de la formación francesa. Todo el mundo relaciona a la germana con Mitsubishi, no es para menos, ya que fue la firma de los tres diamantes la que apostara por ella después de que esta rompiera los lazos con Schlesser, tanto profesionales como sentimentales. Vio en ella la opción de hacer algo muy grande y por el momento irrepetible.

Sin embargo, la firma japonesa no fue la primera con la que Kleinschmidt se estrenaría en el Rally París-Dakar. Tras cambiar las motos por los coches y ser copiloto de Schlesser en alguna prueba, Jutta recibiría la propuesta en 1996 por parte de Jean-Louis para que pilotara uno de sus buggies tradicionales de chasis multitubular con tubos de acero al cromo-molibdeno, suspensión independiente, carrocería en fibra de carbono y kevlar y tracción trasera. En aquel Dakar africano, los buggies privados tenían muchas cosas que decir frente a las potentes estructuras japonesas, las cuales eran todas unas expertas en la construcción de robustos 4×4.

Antes de encontrarnos aquellos 4×2 con siluetas de Renault Scenic o Renault Mégane, Schlesser comenzó a realizar experimentos con SEAT. Además de vestir sus buggies con la silueta de un Ibiza de segunda generación. Por sus entrañas fueron pasando distintos motores, desde SXI de 2.0 litros de inyección con 280 CV de potencia que utilizaron tres versiones sucesivas X901, X902 y X903 Schlesser Original, hasta el impresionante motor con turbocompresor KKK que llegó hasta los 370 CV y era capaz de lanzar el vehículo a una velocidad punta superior a los 240 km/h según los datos oficiales del preparador galo.

Sería el lunes 13 de enero cuando Jutta Kleinschmidt se encargaría de cambiar la historia del rally y dar un golpe sobre la mesa a un deporte como el automovilismo que tradicionalmente ha girado en torno a la figura del hombre. Jutta conseguiría con aquel buggy con motor SEAT y el apoyo de la firma española su primera victoria ante la mirada estupefacta de todo el vivac. La germana, ingeniera de formación y empleada de BMW de profesión, lograba la primera victoria absoluta de una mujer en una etapa del Rally Dakar, concretamente la disputada entre Agadez y Oclan. ¿Fortuna? ¿Coincidencia? Jutta se encargó de despejar cualquier duda cuando en la última jornada (Saint-Louis-Dakar) conseguía su segundo triunfo, momento en el que Schlesser, ya fuera de carrera comenzaba a sentir ciertos celos de las portentosas manos e inteligencia de su compañera.

El piloto español, Miguel Prieto dedicó ese mismo día unas palabras a Jutta Kleinschmidt en las páginas impresas del diario ‘El Mundo’ a través de una transcripción telefónica con Javier Olave. Jutta conseguiría una nueva victoria de etapa un año más tarde, de nuevo al volante del buggy con motor SEAT, mientras que Schlesser comenzaba con su relación con los propulsores de Renault. Serían los primeros pasos antes de ganar en 2001 su primer y único Dakar tras la penalización a Jean-Louis, acallando los comentarios despectivos y cargados de envidia un año más tarde cuando consiguió quedar segunda a espaldas de Masuoka.

El Dakar -siempre se dijo- es para hombres duros. Hasta que hoy Jutta (Kleinschmidt) ha sido la más dura. Más dura y más rápida que todos. Se acabaron los chistes machistas en el vivac. No es que tengamos mucho tiempo para bromear aquí, ni muchas ganas, pero la moda de chistes machistas que vivíamos cuando salimos de España ha seguido en el Dakar. ¿Dónde mejor que aquí, donde todos somos hombres, hombres duros sin afeitar y sin lavar, obligados a utilizar el suelo por servicio y a comer con las manos llenas de grasa? Pues se acabó. ¡Cualquiera levanta ahora la voz para hacer una broma contra una mujer! Jutta nos ha ganado a todos. Lo cierto es que a Carlos y a mí nos sabe menos mal que a otros, porque Jutta ya nos ganaba todos los días. Tiene un prototipo (un buggy con motor Seat) muy rápido y unas manos portentosas para conducir. Jutta es tan fría y agresiva dentro del coche como amable cuando baja. Yo no hablo mucho con ella por problemas de idioma: también me gana en el aspecto lingüístico: es alemana y se maneja en inglés, alemán y francés… Eso, que yo sepa. El año pasado, su copiloto era un español, Xavier Foj, que este año conduce un camión. Xavier contaba maravillas de ella como conductora y como persona.

Recuerdo cómo me sorprendió Jutta hace años. Entonces corría en moto, con una BMW si no recuerdo mal. Una moto de casi doscientos kilos. Era un espectáculo verla entre las dunas. No sólo lo hacía bien, sino que se empleaba con una fuerza y una fiereza que ya hubieran querido muchos. Una vez la vi enfadada. Se caía una y otra vez en la arena. Levantaba la moto, a cincuenta grados al sol del Teneré, una y otra vez. Y le sobraban energías para patearla cuando se le caía y para insultarla a voces en alemán. Puse en duda, ya desde entonces, aquello del sexo débil ¿Débil Jutta? ¿En qué?

Ahora, 21 años después de aquella primera victoria, Jutta Kleinschmidt sigue involucrada en numerosos proyectos incluso después de intentar desarrollar el famoso Buggy Zebra de X-Raid que finalmente dejó paso al desastroso debut del MINI JCW Buggy en esta edición del Dakar 2018. Tal y como reconocía Ellen Löhr (la primera mujer ganadora de una carrera del DTM), había la intención de que ambas compitan juntas en la carrera sudamericana este año tal y como ha reconocido la también germana a la Revista CORSA argentina. Proyecto que tratará de llevarlo adelante en 2019. Algo más de plazo se da Laia Sanz para dar el gran salto a los coches. La española, por capacidades físicas, navegación y técnica puede ser la perfecta sucesora de Jutta.

El propio Jaime Puig, responsable de SEAT Sport reconocía que “algo hay en marcha” ante una posible participación de la catalana en el rally-raid junto a la marca de Martorell, firma de la que es embajadora. Sería cerrar un círculo después de que Kleinschmidt consiguiera la primera victoria de etapa de una mujer en el Dakar con el motor del fabricante español… El primer triunfo de Jutta en el Dakar, el de Michèle Mouton en el WRC, el de Löhr en el DTM, Danica Patrick en Motegi o el Top 10 de Laia en el Dakar 2015.

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Iván Fernández

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