Quizás ha sido una de las pruebas más exóticas realizadas por Max Verstappen en todos sus años como piloto oficial de Red Bull Racing. No todos los días se prueba un gran pedazo de la historia de una marca con tantas páginas doradas como la de Honda, mucho menos cuando hablamos de un monoplaza con el sonido tan peculiar como el del RA272 y su motor V12 de 1.5 litros que nos deja una sinfonía muy peculiar a través de su configuración de escapes elevados.
Pedal de embrague, cockpit muy abierto, ruedas que no alcanza a ser ni la mitad de la anchura de los Fórmula 1 actuales y la ausencia total de cinturones de seguridad. “Eran otros tiempos”… sin duda, nada que ver con la era híbrida, de los difusores y el halo. Verstappen compartió jornada con otra de las estrellas de Honda, el nipón Takuma Sato, ahora en IndyCar, pero en el pasado gran protagonista del equipo BAR-Honda junto a Jenson Button.
Fue en este caso en la pista de pruebas de Honda en Tochigi, un lugar para rodar con el RB7 de 2011 y el RA272 en paralelo y así terminar de firmar el compromiso profesional al que se entregaron ambas partes, al alimón entre la necesidad y la conveniencia. A muchos les resultará más que conocido el coche, reproducido fielmente como un guiño de Nintendo a sus compatriotas como uno de los vehículos del Mario Kart, mientras que la decoración blanca ha sido heredada por algunos modelos de la firma a lo largo de los años.
No todos los días se puede experimentar las sensaciones de los Grand Prix de la década de los sesenta, aunque no sea exprimiendo al máximo los poco más de 200 CV de un monoplaza que se convirtió en el primer coche ganador de un Gran Premio para Honda y Goodyear con Paul Richard Ginther al volante y curiosamente en México de 1965, carrera en la que la normativa 1.499 cc se despedía. Atentos al sonido.
Es probablemente el coche más antiguo que he conducido. La sensación es muy diferente, pero disfruté conduciendo con emociones puras que emanan del motor y del automóvil. Fue asombroso. No entraba completamente en la cabina, pero ¡qué experiencia! Estoy feliz de haber nacido mucho después del automóvil, pero estoy muy agradecido de haber podido probarlo. No creo que pudiera haberlo conducido en competición: ¡el deporte ha dado un gran salto en 50 años!