Tras dos años de recorrido, en Honda han llegado a la conclusión de que su proyecto ‘size zero’ en cuanto a la concepción de la unidad de potencia de Fórmula 1, no da más de sí. La filosofía que en 2015 defendieron como «modelo rompedor» y que mantuvieron en el MP4-31 de 2016 termina para 2017, y aprovechando el fin de la tiranía de los tokens de desarrollo (recordemos que para esta temporada hay desarrollo ‘libre’) parece ser que la nueva concepción será, si se puede decir así, más tradicional.
El concepto ‘size zero’ tenía muchas virtudes teóricas, pero es que el papel lo aguanta todo. Seguramente la falta de fiabilidad y la complejidad para sacar todo el rendimiento teórico de la unidad de potencia no compensaron de ningún modo las prestaciones y bondades de los desarrollos anteriores, sobre todo en cuanto a aerodinámica.
Ahora, adoptando una solución convencional (en cuanto a que es muy similar a la de Mercedes, con probada eficacia) los japoneses confían en poder mantener en líneas generales las soluciones aerodinámicas en la parte trasera del nuevo monoplaza, a pesar de que el motor en sí va a ser más voluminoso. Aparte de copiar a Mercedes (entiéndase el sentido de «copiar» aquí), se tratará de bajar aun más el centro de gravedad insertando el intercooler entre el chasis y el motor.
Otro de los focos de desarrollo más importantes de cara a 2017 está en aumentar el rendimiento del motor de combustión, dando por buenos los avances en cuanto a la recuperación de energía que se hicieron durante 2016. Si será una buena solución, si se situará con los mejores o volverá al vagón de cola, es algo que veremos a partir de que comience la pretemporada de F1 2017.
Vía | Autosport
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