Fue el referente de los dos primeros rallyes de la temporada. Muchos le llegaron incluso a asignar la vitola de grandes favoritos al título tras ver de lo que era capaz el i20 WRC en manos de Thierry Neuville en Monte-Carlo y Suecia. Sin embargo, en Córcega no terminaron de mostrarse en los tiempos y sólo el problema de motor de Kris Meeke abrió la puerta a los triunfos que tanto se les habían resistido a los hombres de Michel Nandan en este inicio de año.
Más allá de la victoria cosechada el pasado fin de semana, en Hyundai expresaron cierta preocupación porque los tiempos no se correspondían con las sensaciones de los pilotos dentro de los coches. El propio Nandan reconocía que se encontraban un paso por detrás de los Citroën sobre asfalto, incluso después de que los C3 WRC sufrieran esa especie de crisis de identidad durante las dos primeras citas de 2017, que según Meeke se solucionaron haciendo únicamente un pequeño test de media hora con el DS3.
Los pocos tramos que había, sumado a que no había posibilidad de asistencia el viernes, hacía propicio que los pilotos que no encontraban las sensaciones desde el primer momento se dejaran muchos segundos en pocos kilómetros, algo que también quedó patente en el caso de Hayden Paddon. Sordo confió en la utilización de unos reglajes ya conocidos, que a pesar de ser muy subviradores, le daban mayor confianza a la hora de atacar. Sin embargo, los tiempos siguieron sin salir hasta el último tramo del sábado, algo que no le permitió responder al ataque desesperado de Ogier.
Comparado con el año pasado, los coches eran en torno a medio segundo más rápidos por kilómetro respecto al año pasado, en algunas especiales incluso ese diferencial crecía por encima del segundo tal y como mostraba Luis Moya en una comparativa de la especial más larga del rally, sin embargo, a los pilotos de Hyundai no les terminaron de salir los cronos que ellos deseaban y pretendían a pesar de que el resultado global del fin de semana fue positivo, con una primera y una tercera posición que les permite recuperar el ‘socavón’ creado tras el mal inicio de 2017 de Paddon y Neuville.
La principal reacción por parte del equipo será la de trabajar más en la puesta a punto de los diferenciales, especialmente en el reparto del delantero y trasero mecánicos, algo que vendrá seguido por optimizar el rendimiento del diferencial central electrónico. El objetivo será el de conseguir un mejor trato de las gomas que, sumado a modificaciones en el tarado de las suspensiones, puede repercutir además en una mejor tracción. En la formación coreana, con base en Alzenau, creen que Córcega ha dejado al desnudo uno de los principales problemas que tenía el equipo, sin embargo, esperan ser mucho más competitivos tanto en Finlandia como en Polonia.