Después de un inicio de temporada muy ajetreado, con las carreras de Sebring y Spa-Francorchamps marcadas por las tres banderas rojas que se vieron en cada una de ellas, el WEC 2022 ha empezado su campaña con la sorpresa de ver cómo Toyota GAZOO Racing ha acumulado al menos un abandono en cada una de las citas disputadas hasta el momento, lo que nos lleva a que la actual situación del campeonato refleje que los pilotos de Alpine, e incluso los de la Scuderia Cameron Glickenhaus se encuentren por delante de los dos GR010 Hybrid LMH de Toyota.
Con todo ello, el Campeonato del Mundo de Resistencia empieza a mirar a una prometedora temporada 2023, en la que se espera hasta una decena de vehículos dentro de la categoría Hypercar, entre los que habrá tener en cuenta la presencia de Peugeot, de Porsche y de la propia Ferrari, siendo los dos primeros los que se espera que debuten incluso antes de que termine este mismo año 2022.
Con todo ello, la disciplina de la resistencia parece estar viviendo una segunda edad dorada, algo que también ha atraído la atención de los estadounidenses, siendo Roger Penske uno de los que primero ha movido ficha al apuntar su deseo de organizar una cita para el WEC en el Circuito de Indianápolis. El CEO de las IndyCar Series y propietario del IMS, también es responsable de Penske, el equipo de competición que actualmente está colaborando con Porsche para la creación del LMDh de los de Stuttgart.
Estamos hablando de este tema en este momento, no tenemos nada que anunciar todavía, pero sería genial. Pude conversar con Frédéric Lequien (Director del WEC) y le dije que podríamos estar interesados. Con Indianápolis, tenemos los brazos abiertos: ven a correr, estaremos listos – Roger Penske
Con las opciones de que Indianápolis pueda volver a acoger un Gran Premio de Fórmula 1 esfumándose con las entradas en el calendario de Miami y Las Vegas, parece evidente que Roger Penske se está fijando en otro de los campeonatos en plena expansión. Queda por saber si el WEC y la FIA están dispuestos a asumir nuevos riesgos después de tres campañas muy marcadas por la pandemia y por la necesidad de reinventar el programa, por lo que se espera que adopten un enfoque muy cauto para no disparar los costes y de esta forma espantar la posible llegada de nuevos fabricantes.
El IMS sólo quiere oír acerca de carreras de resistencia en su circuito, no planteándose formatos al sprint. Esta decisión ya ha quedado patente con la organización de una carrera de ocho horas para la Intercontinental GT Challenge.