En el año 2020 volverán a la mesa de discusión las autoridades de FIA y los representantes de la Fórmula 1 para determinar la dirección a tomar en cuanto a los motores. Pero desde ya, Jean Todt adelantó que no se volverán a ver, ni a escuchar, por los circuitos a los motores de ocho y diez cilindros aspirados porque la producción comercial de coches, y por lo tanto los fabricantes, estarán muy alejados de tales configuraciones. Es de suponer que la nueva generación de propulsores para la Fórmula 1 será una evolución natural de las actuales unidades de potencia híbrida, que con un tamaño compacto y menor consumo, ya se aproximan a los 1000 caballos de potencia con una fiabilidad sorprendente.
Por su parte Ross Brawn, recién nombrado director deportivo de la Fórmula 1, es partidario de un replanteamiento cuando expire el actual acuerdo de motores, pero se cree que sus propuestas estarán orientadas a crear un sonido más acorde con la naturaleza de la competición automovilística, una queja reiterada por parte de los aficionados desde la introducción de las unidades híbridas. Brawn parece estar de acuerdo con la tecnología involucrada en los propulsores, pero no se atreve a pronosticar cómo será la producción de coches comerciales dentro de 10 años. No obstante, advierte que sí tiene una idea de lo que le gustaría observar en la Fórmula 1 del futuro y es más paridad, en base a motores más económicos y menos complejos, similares a los de serie.
A ciencia cierta, luce descabellado el retorno de los recordados V10 Y V8, asociados a una época en la cual la Fórmula 1 tenía más seguidores de los que ahora tiene. Sin embargo, es innegable que la producción y utilización de tales motores no tendría sentido ni económico ni comercial para los cuatro proveedores que permanecen en la categoría. Todt entiende que muchos fanáticos sueñan con volver a escuchar el rugido de los antiguos motores, tal vez porque esa fue una de las razones para venerar a la Fórmula 1, pero en esta época no tienen razón de ser.
Los motores más grandes y pesados no pueden regresar, sería inaceptable para todos los involucrados en el campeonato. De sugerir tal posibilidad, es posible que tres de los cuatro proveedores de motores se vayan. La estabilidad de las reglas es crucial porque necesitamos tanta competencia como sea posible, mientras protegemos la inversión realizada en la tecnología híbrida. Cierto que los actuales costos de la Fórmula 1 son absurdos, pero hay que tener cuidado en elegir una posible solución que más bien represente un mayor problema. No está fácil encontrar un denominador común.
Vía | Speedweek
