En Reino Unido, como en muchos otros sitios de Europa (En España únicamente es festivo en Cataluña e Islas Baleares), el día 26 de diciembre se celebra el segundo día de Navidad, también conocido como Boxing Day. Con su origen en la Edad Media, la tradición en Inglaterra es entregar las conocidas cajas de Navidad en este día, pero también es una fecha señalada si hablamos de eventos deportivos. La Premier League de fútbol disputará hoy como todos los años varios encuentros, igual que la la liga de Rugby. Pero hubo una época en la que las competiciones automovilísticas también tenían su presencia en este señalado día, con Brands Hatch como escenario. Fue en el 26 de diciembre de 1958 cuando un inocente encuentro de un piloto por el momento desconocido y uno de los diseñadores más famosos acabaría cambiando la historia de la Fórmula 1.
La temporada 1958 había sido provechosa para el hijo de una pareja de granjeros escoceses llamado Jim Clark. Después de haber empezado su carrera como piloto en rallys y subidas de montaña, ese año disputó gran cantidad de carreras de SportsCars por todo Reino Unido, ganando un total de 18 y corriendo para Ian Scott-Watson, pilotando tanto un Jaguar D-Type como un Porsche 356. Su último evento del año sería en Brands Hatch durante el Boxing Day, donde se inscribió con un Lotus Elite dentro de la categoría reservada para Gran Turismos hasta 1.5 litros de cilindrada. En la lista de inscritos aun así destacaba otro nombre, el de Colin Chapman, fundador de Lotus y diseñador del propio Elite.
Lo que sucedió aquella fría mañana de diciembre marcó la historia del automovilismo
Clark salió desde primera fila y rápidamente se colocó en cabeza, bajo unas condiciones complicadas con mucha humedad y la pista deslizante, fruto de una lluviosa mañana de 26 de diciembre al sur de Londres. Jim lideró las 8 primeras vueltas, pero a falta de dos para el final un grupo de doblados le jugó una mala pasada. En la curva de los druidas, tuvo que abrirse para superar a un coche más lento, situación que aprovechó Chapman para colocarse en cabeza. Colin tenía mucha más experiencia y aunque llevara desde las 12 horas de Sebring a principio de año sin competir, sin duda conocía muy bien el coche. Pero eso no era argumento de peso para frenar a Clark, que apretó hasta que cayó la bandera a cuadros, llegando incluso a tocar la hierba exterior (muy mojada) para intentar alcanzar a Chapman.
El resultado fue inmejorable para Lotus, con su fundador consiguiendo la victoria seguido de otros tres Elite, en un día donde Graham Hill ganó dos carreras, una con un Lotus de Fórmula 2 y otra con un Lotus 7. Pero la velocidad y el talento de Clark llamaron la atención de Chapman, que tomó nota de las actuaciones del escocés. Tras acabar tercero en su categoría un año más tarde en las 12 horas de Sebring también con un Elite y volviendo a tener una temporada exitosa, Colin decidió darle una oportunidad en uno de sus coches oficiales de Formula Junior. Clark no falló, primera carrera y primera victoria. Ese mismo año el escocés debutaría en Fórmula 1 de la mano de Chapman y conseguiría su primer podio en el Gran Premio de Portugal.
Ese encuentro en Brands Hatch terminó forjando una de las colaboraciones más fructíferas y míticas de la historia de la F1. Aquel duelo entre un joven escocés talentoso y el fundador de Lotus durante el Boxing Day de 1958 acabó con 2 títulos de campeón del mundo, 25 victorias en carreras puntuables, una victoria en las 500 millas de Indianápolis, tres títulos de la Tasman Series y más de 70 victorias con los monoplazas de Chapman. Podemos afirmar, sin ninguna duda, que aquella carrera de Gran Turismo es historia del automovilismo y que pese a haberle derrotado, Colin Chapman siempre tuvo un ojo excelente para detectar el talento de los pilotos. Jim Clark no fue una excepción y el tiempo lo confirmó.