Desde que anunció sus intenciones de participar en una sesión de pruebas de la IndyCar, Jimmie Johnson ha visto como se ha postergado el evento hasta en dos ocasiones, siendo la última el pasado 8 de julio, debido a que el piloto resultó positivo a un test de COVID-19, situación que también le obligó a perderse la Brickyard 400 en la NASCAR. Tal como se había establecido antes de aplazarse la última vez, Johnson se subirá a un monoplaza de Chip Ganassi Racing en el circuito rutero de Indianápolis.
Johnson fue autorizado para regresar a las pistas casi de inmediato, inclusive participó en la Quaker State 400 en Kentucky el pasado 12 de julio, y ha superado con éxito todos los controles a la pandemia. De todo ser normal, el piloto de 44 años debutará al volante de un monoplaza, las conclusiones que se extraigan de las pruebas posiblemente determinen las opciones de concederle un asiento en la IndyCar, tomando en cuenta que Johnson anunció su retiro de la NASCAR a tiempo completo este año y cuenta con el patrocinio suficiente como para financiar una excursión a la categoría de monoplazas.
Inicialmente, la primera prueba para Johnson había sido programada para el pasado mes de abril, para entonces estaba siendo organizada por McLaren SP en el circuito Barber Motorsports Park. Sin embargo, los efectos del COVID 19 provocaron la suspensión del test. Pero Chip Ganassi aprovechó la contingencia para ofrecer a Johnson una oportunidad, esta vez asesorado por Scott Dixon, uno de los más experimentados y exitosos pilotos de la IndyCar. La alianza entre Dixon y Johnson luce muy atractiva, tomando en cuenta que ambos pilotos son considerados leyendas en sus respectivas categorías.
Por su parte Johnson indicó que durante todo este tiempo se ha estado preparando físicamente y a través de simuladores, inclusive durante el período de cuarentena llegó a incursionar en las carreras virtuales que organizó la IndyCar.
Vía | Motorsport Total
