Ayer Jimmie Johnson se sometió a una cirugía en su mano derecha para reparar una fractura que sufrió el pasado viernes durante las prácticas del Gran Premio de Long Beach. La decisión de Johnson, de pasar por el quirófano, obedece a que se vienen las pruebas para las 500 Millas de Indianápolis, del 20 al 21 de este mes, y uno de los principales atractivos de esta temporada es observar el debut del piloto en el principal evento del calendario. De allí que se espera su total recuperación en los próximos días y que, por supuesto, esté listo para la cita en Barber.
A pesar de experimentar mucho dolor durante la prueba, Johnson logró finalizar este domingo en el puesto veinte, meritoria actuación considerando que compitió en un circuito callejero donde previamente se lesionó. Inicialmente el equipo Ganassi le había sugerido no participar en la carrera para que el proceso de recuperación iniciara más temprano y además no correr riesgos de agravar la fractura, sin embargo, el piloto decidió correr. Es innegable que sobre Johnson existe presión porque a pesar de sus brillantes credenciales en la NASCAR, no ha podido sobresalir y esa carencia de resultados se hace evidente en un equipo como Ganassi, cuyos otros tres pilotos marchan entre los diez mejores del campeonato.
El estado de Johnson será evaluado en Barber, una pista exigente, muy distinta al trazado lento y plano de Long Beach donde el piloto pudo competir con su mano lesionada y aún así completar el recorrido. Por lo pronto Johnson se sacó reciente fotografía con una férula de fibra de carbono en su mano derecha mientras practicaba en su simulador personal. En la IndyCar existen varios precedentes de pilotos fracturados que se han sometido a cirugías y en una semana han estado listos para entrar nuevamente en acción, Charlie Kimball fue uno de ellos.