La IndyCar Series está ganando consistencia a pesar de la reducción de coches por parte de Penske y Ganassi, con la aparición de nuevos actores que pretenden destacar en la película más importante del open-wheel norteamericano. En cuestión de un par de días, dos equipos han anunciado temporadas parciales para dos pilotos de perfil parecido, ambos ex pilotos de GP2/F2 y con un cierto dinero que les puede ayudar a mantener intacto su ambición en los monoplazas.
Ed Carpenter Racing anunció el sustituto de Spencer Pigot al volante del coche #20, a compartir con el propio jefe del equipo. El agraciado es Jordan King, que se desmarca del camino europeo tras alcanzar brevemente la Fórmula 1 en forma de probador de Manor. El británico ha permanecido los últimos tres años en la transformada Fórmula 2 (antes GP2), realizando temporadas sólidas sin destacar en la zona media más allá de dos victorias en carreras sprint. La marcha de Manor le impidió un casi seguro ascenso a F1, pero ahora King se va a Estados Unidos para correr las 11 carreras de circuitos ruteros que el veterano Carpenter deja disponibles.
El segundo piloto que ha conseguido asiento momentáneo es el aún más sorprendente René Binder. El sobrino del ex F1 Hans Binder es un habitual de las categorías de monoplazas y se mantuvo en la parte alta de la World Series Fórmula V8 3.5, cuyas últimas dos temporadas disputó para obtener cuatro victorias en 2017. Anteriormente Binder permaneció tres años en GP2, dónde apenas sacó 16 puntos con distintos equipos. El austriaco pilotará el coche de Juncos en cuatro carreras y se alternará el volante con el campeón de Indy Lights Kyle Kaiser, a la espera de que el novedoso equipo pueda realizar más carreras en su temporada de debut.
La llegada de King y Binder significará un nuevo paso para sus carreras deportivas, ambas estancadas y no muy lejos de la «condena» que es dejar los monoplazas para un piloto con dinero. A la vez, la IndyCar se puede beneficiar de dos pilotos que han dejado dosis limitadas de talento pero que por lo menos podrían mantener el coche sobre el asfalto y no llegar a los despropósitos vistos en la última década, especialmente en el ya transformado equipo de Dale Coyne.