Si ayer Pippa Mann y el equipo Clauson-Marshall Racing fueron los que se llevaron el mayor reconocimiento de la jornada, hoy tal honor recayó en Kyle Kayser y Ricardo Juncos, ya que protagonizaron otro resultado memorable, que parece extraído de la ficción. Sin recursos, sin patrocinador y con el único coche del equipo destruido el viernes, se las arreglaron para ensamblar un nuevo monoplaza, el cual fue construido durante 42 horas consecutivas, que además no logró superar la clasificación directa y que luego no pudo participar en las prácticas previas al Last Row Shootout. Cuando todos los presentes pensaban que Juncos Racing no saldría a pista, Kayser se presentó a correr con la certeza de que Sage Karam y James Hinchcliffe habían asegurado dos de los tres puestos disponibles, y logró la proeza, alcanzó el último boleto disponible para disputar las 500 Millas de Indianápolis.
El argentino Ricardo Juncos, propietario del equipo, es el principal responsable de esta hazaña ya que fue su iniciativa competir en la cita a pesar de una serie de adversidades que se fueron presentando en el camino. Su perseverancia bien podría ser catalogada de sorprendente porque no resultó nada sencilla la tarea de ensamblar un coche de repuesto en tan poco tiempo y sin mayores recursos, y que además pudiera ser tan bueno como el accidentado, para así tener opciones de establecer un registro que le permitiera unirse al resto de clasificados. El perderse las prácticas fue un riesgo que asumió Juncos para apostar todo el esfuerzo a las cuatro vueltas de Kyle Kayser en su único intento.
Cuando el Dallara Chevrolet número 32 apareció en pista y encadenó sus cuatro vueltas en un tiempo de 2:38:331, a una velocidad de 227.372 mph, eliminando a Fernando Alonso, Patricio O’Ward y Max Chilton, el equipo Juncos estalló en alegría. Las 42 horas de trabajo y sacrificio de Ricardo Juncos y su gente se tradujeron en una milagrosa clasificación, una victoria simbólica antes de iniciar la carrera, que quedará para la historia como otra muestra de heroísmo que suele dejar cada edición de las 500 Millas de Indianápolis.
En palabras de Ricardo Juncos:
No tuvimos la oportunidad [de practicar] porque el coche no estaba listo. Anoche, después de [trabajar] 42 horas seguidas tuvimos que parar porque podíamos cometer algún error. Estábamos tan cansados que fuimos a dormir. Luego, esta mañana, comenzamos temprano, pero decidimos no practicar. La lluvia ayudó un poco porque las últimas dos o tres horas seguimos buscando detalles y encontrando cosas. Probablemente no estaríamos aquí si no fuera por el tiempo extra de trabajo que hicimos. Estoy muy feliz por el grupo de personas que tengo; no hay palabras para describir todo esto. Estoy celebrando junto a mi equipo.
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"I can't believe what you guys have done. This is absolutely the greatest story of my life!" @Kylekracing
"No puedo creer lo que lograron. ¡Esta es absolutamente la mejor historia de mi vida!" Kyle Kaiser#ThisIsMay #Indy500 #GoGreen 💪🏼 pic.twitter.com/fiI6R3cxWv
— Juncos Hollinger Racing (@juncoshollinger) May 20, 2019
Vía | Racer