Todavía con su futuro en el aire a pesar de que desde el equipo y desde el propio piloto finlandés han dicho más de una ocasión que hay compromiso por volver a disputar la temporada al completo del WRC en 2025, Kalle Rovanperä finalmente ha tenido la oportunidad que tanto había esperado: poder pilotar un monoplaza de Fórmula 1. El bicampeón Mundial de Rallyes ha vuelto al escenario en el que por ejemplo Sébastien Ogier tuvo también su primer contacto con la maquinaria de la categoría reina, el Red Bull Ring, escenario en el que se ha montado en un RB8 como broche para una jornada inolvidable.
Evidentemente, Red Bull ha vuelto a tener mucha responsabilidad en que finalmente Rovanperä pudiera ponerse al volante de un F1. Su visita hace unas semanas a la sede del equipo en Milton Keynes sirvieron para señalar que el finlandés volado estaba mucho más cerca de cumplir uno de sus sueños en una temporada en la que además de apariciones puntuales en el Campeonato del Mundo de Rallyes, también había competido en eventos de drift y en carreras de circuitos, consiguiendo su primer triunfo en la Porsche Carrera Cup Benelux el pasado mes de julio en el evento disputado en Imola, algo que vino seguido de una segunda victoria ya en octubre en el Circuito de Zolder.
Las sensaciones parecían positivas para Rovanperä y su adaptación a los circuitos había sido considerada como más que aceptable debido a la velocidad que ya demostró desde el primer evento en la monomarca de Porsche. Sin embargo, el salto de ese punto a pilotar un Fórmula 1 era lo suficientemente grande como para enfocarlo todo con una preparación lo más adecuada posible, algo que llevó a Kalle a hacerse el asiento y a afrontar una sesión de simulador en esa primera visita a Milton Keynes.
Tras ello, la aclimatación siguió ya el siguiente paso sobre el circuito austriaco, donde Rovanperä pudo ir escalando peldaños, rodando primero con un Fórmula 4, para pasar posteriormente a un Fórmula Renault 3.5 y finalmente para subirse al ya veterano RB8 de la temporada 2012, uno de los monoplazas preferidos por parte de Red Bull Racing a la hora de hacer sus roadshows, grabaciones promocionales o test para personas ajenas a la competición de monoplazas.
En total rodó entre 40 y 50 vueltas, sumando por tanto su nombre a la ya larga lista de pilotos que han desarrollado sus carreras deportivas en rallyes y que han buscado la experiencia de ponerse a los mandos de un Fórmula 1, entre los que se encuentra Dani Sordo y Carlos Sainz, ambos con Renault, Sébastien Loeb con Red Bull y la firma del rombo, Ogier con el RB7, Petter Solberg con un Ferrari F2005, Mikko Hirvonen con el Williams o esas pruebas más clásicas de Colin McRae con el Jordan 195 o de Tommi Mäkinen dejando varado en la hierba del Circuit de Barcelona-Catalunya el monoplaza de Jacques Villeneuve.
Fue un gran día, pude conducir tres coches de fórmula diferentes. Di unas cuantas vueltas y, por supuesto, el F1 era algo que llevaba mucho tiempo esperando, así que fue genial poder conducirlo finalmente. El día fue bien y me quedé con muy buenas sensaciones. Las mayores diferencias entre el rally y la Fórmula 1 son, obviamente, que un coche de rallyes se mueve mucho más desde la carrocería y, por supuesto, la Fórmula 1 tiene una enorme cantidad de carga aerodinámica, lo que te permite conducir mucho más rápido en las curvas. También es bastante diferente físicamente. Hay mucha más fuerza G lateral, el coche frena mucho más y gira más; la sensación para el conductor es muy diferente – Kalle Rovanperä