Con muchos menos inscritos que los que pudimos ver en el pasado Monza Rally Show, este fin de semana hemos asistido al Memorial Bettega 2017, competición dentro del marco del renacido Motor Show de Bolonia que ha reunido a algunos de las principales promesas dentro de la disciplina de los rallyes. Marquito Bulacia se sumaba a la armada de Pirelli, la cual alineaba tres Ford Fiesta RS WRC 2016 para Kalle Rovanperä, Oliver Solberg y Teemu Suninen. Entre estos cuatros, difícilmente superaban una media de apenas 20 años.
Giandomenico Basso, Tony Cairoli, Tobia Cavallini y Federico Della Casa completaban una alineación entre los vehículos modernos (todos ellos al volante de World Rally Cars) que prometía dejarnos grandes duelos en el ya tradicional pabellón del Area 48 en el que se volvía a diseñar un recorrido mixto, tierra asfalto, que se complicaba con la aparición de la lluvia. Poco más de un kilómetro de pista que permitía a los jóvenes talentos dar lo mejor de sí mismos.
Sólo el piloto boliviano no pudo acceder a las semifinales del Trofeo Pucci Grossi que se celebró el sábado en el Motul Arena, siendo Giandomenico Basso el que se encargaba de defender a la experiencia frente a la juventud que reinaba en dicha fase de la competición después de haber empatado con el propio Bulacia y Cavallini, el cual se retiraba de la competición al termino del primer día después de decidir los comisarios el dar el paso al piloto del BRC, campeón este año del TER (aquí cambiaba el i20 R5 que ha utilizado este año por un i20 WRC). La sorpresa llegaba cuando Kalle Rovanperä y Oliver Solberg despachaban sus respectivos duelos con Suninen y Basso con sendos 2-0 que les abrían la puerta de la gran final.
Allí Kalle impondría su velocidad y mayor número de kilómetros a sus espaldas para imponerse a un Oliver Solberg que se formó en el kartcross y que tras su primera victoria al volante de un Supercar, está dirigiendo su carrera hacia los rallyes, en este caso en la escuela de la afamada FFSA. El 3-1 del finlandés era contundente, todo ello a pesar de que la tercera manga se le había escapado al hijo de Harri Rovanperä después de un pinchazo.
Ya el domingo, Tony Cairoli parecía en el camino correcto para colarse en semifinales después de liderar su grupo en el inicio de la jornada, sin embargo, Kalle y Suninen se impondrían, asegurándose su paso junto a Bulacia y el propio Oliver (hijo de Petter Solberg que ya estuvo presente en la carrera apoyando a su padre en 2013), en una fase final sin italianos y 100% nórdica. Para entonces Kalle ya había demostrado que no estaba dispuesto a levantar el pie, buscando repetir el triunfo cosechado ayer en su segunda participación en la carrera italiana que se organiza como homenaje al desaparecido piloto de Lancia, Attilio Bettega.
Tras clasificarse de forma autoritaria, Kalle se volvía a hacer un hueco en la final junto a Oliver Solberg, el cual derrotaba a Marquito Bulacia en la segunda semifinal. Mientras que Suninen se alzaba de nuevo con la tercera plaza ante el empuje de las nuevas generaciones, la final se resolvía de forma temprana después del vuelco sufrido por Oliver en la segunda manga. Con el Ford Fiesta RS WRC del noruego dañado, Kalle se alzaba con la victoria tras un fin de semana en el que ha demostrado ser el más rápido.
Su presencia con Pirelli deja entrever un posible acuerdo con la firma italiana para competir el año que viene en el WRC2. En el caso de Oliver, el hijo del campeón del Mundo en 2003 su asociación con los milaneses ya se está llevando a cabo, mientras que Suninen puede ser una buena elección para que Pirelli empiece a foguearse en 2018 con los nuevos World Rally Cars. Desde luego, la soltura de estos pilotos al volante de un coche de estas características deja entrever un futuro prometedor para todos ellos.
