“Well done Oliver”. Puede que tengamos que guardar este tweet para el futuro, cuando los dos estén peleando por el Campeonato del Mundo de Rallyes, pero ese no es otro que el mensaje que le dedicó Kalle Rovanperä a Oliver Solberg a través de Twitter solo unos minutos después de que ambos certificaran sus respectivas victorias de este fin de semana. Uno con edad para saborear el champán, otro que todavía deberá aguardar. Uno como piloto oficial de Skoda, otro como privado con el Volkswagen Polo GTI R5 de su padre, uno sobre asfalto y el otro sobre tierra, uno de forma absoluta, otro dentro de la categoría R5 en un evento creado para que los World Rally Cars rellenen este vacío hasta el Rally de Finlandia.
Los dos lucen con orgullo los apellidos de sus padres, expilotos de rallyes que tuvieron un lugar en equipos oficiales de primer nivel. Tanto Oliver como Kalle volvieron a dar muestras este fin de semana de que pueden ser el futuro del WRC, tal y como ya ocurre en el Mundial de Fórmula 1 con Charles Leclerc y Max Verstappen (con permiso de los Lando Norris, George Russell, Carlos Sainz Jr. o Esteban Ocon). Cada uno con su estilo particular, aunque ambos dejando una vez más una tarjeta de visita que cada vez menos personas necesitan tener para conocerlos.
Kalle Rovanperä gana en la casa de Skoda y de Jan Kopecký:
En un momento en el que se ha puesto en entredicho la continuidad del programa en WRC2 por los medios alemanes, Skoda Motorsport decidía alinear a sus dos formaciones para competir en el Rallye de Bohemia, quinta cita del nacional checo y la prueba en la que si cabe los de Mladá Boleslav juegan más con ese papel de locales. Kalle Rovanperä tomaba por primera vez parte en un rally que suele ser algo así como el patio de juegos de Jan Kopecký después de lograr hasta 8 victorias, seis de ellas de forma consecutiva.
Las elecciones de neumáticos marcarían en gran parte el desarrollo de la competición, con Kopecký imponiéndose en las dos primeras especiales en una jornada del viernes marcada por las tormentas. Ya con el sol como compañero de viaje, Kalle endurecería el ritmo con su monta mixta para el sábado, mientras que Jan tuvo que superar los cinco tramos antes de la asistencia con el compuesto blando, encajando tres scratchs de Rovanperä que serían cruciales en el desenlace de la prueba. Sendos pinchazos de los dos pilotos de fábrica de Skoda le daría provisionalmente el liderato a Jan Černý.
El domingo, Kalle se puso el mono de trabajo para situarse de nuevo primero, posición que no abandonaría hasta el final, lo que le convertía en el piloto más joven en ganar una prueba del campeonato checo, mientras que Kopecký, segundo a 19,7 segundos, afianzaba su liderato en la general del nacional de su país después de haber aceptado también las órdenes de equipo ante una posible batalla fratricida.
Oliver Solberg se luce frente a los equipos del WRC:
Oliver por su parte llegaba a Estonia para demostrar que el ritmo que tuvo en Letonia no había sido casualidad. El piloto, que sigue corriendo bajo licencia letona por no contar todavía con la mayoría de edad, fue capaz de batirse el cobre con pilotos del WRC2 y algún represente de las formaciones de fábrica del Mundial de Rallyes, consiguiendo imponerse con más de minuto y medio de renta sobre su más inmediato perseguidor dentro de la categoría R5.
No fue un triunfo exento de problemas ya que Oliver tuvo que lidiar con algunos problemas con la dirección asistida de su Volkswagen y con algo de dolor de espalda después de los violentos aterrizajes que se daban en los rapidísimos tramos estonios. Mientras que los locales, Ott Tänak y Martin Järveoja se imponían en la general absoluta (únicamente se les escaparon dos scratchs) por delante de Andreas Mikkelsen y Esapekka Lappi, Oliver impresionó a propios y extraños en una prueba en la que tuvimos la primera participación de Craig Breen con Hyundai, el regreso de Markko Märtin, o una participación de lujo entre los R5 con la presencia destacada de hombres como Nikolay Gryazin (incansable estará en Roma y Barum también), Eerik Pietarinen o los Ford Fiesta R5 2019 de Takamoto Katsuta y Teemu Suninen.
Cinco scratchs de 15 posibles y pleno de Top5 en cada una de las especiales de las que se conformaba la prueba de promoción del Mundial de Rallyes. Líder desde el primer tramo, llegó a estar durante prácticamente toda la cita en lo más alto de la tabla de los R5, terminando a 24 segundos del último de los World Rally Cars presentes, el del propio Martin. Era no solo una declaración de intenciones, era una gran oportunidad para mostrarse frente a todos los equipos del WRC, todos ellos deseosos de encontrar nuevas estrellas para encabezar la era híbrida que se presenta en los próximos años. No habrá que esperar mucho más para verlo competir dentro del WRC2. Cumpliendo años el 23 de septiembre, Gales se antoja como su estreno… veremos si con el mismo éxito.
Todos los equipos del campeonato mundial estuvieron aquí; M-Sport estuvo aquí con su nuevo R5 y Suninen, el tío que terminó segundo en la última cita del Mundial de Rallyes en Cerdeña. Sabía que esta competencia sería dura. Desde el principio, mi objetivo era simplemente hacer mi rally, no mirar a nadie más. Fue como Liepãja en eso. Aaron y yo queríamos hacer lo nuestro. Tuvimos buenas notas, unos buenos reconocimientos y solo me encargué de pilotar el coche. Cuando tomamos la iniciativa y aún seguíamos sacando tiempo a los rivales, comencé a gestionar un poco más la conducción para controlar la diferencia. Para ser honesto, venir aquí y hacer lo que hemos hecho, todavía lo estoy asimilando un poco.