Quién ha visto y quien ve ahora a Kevin Magnussen. De sólida promesa a camorrista de la pista. Recuerdo cómo se hablaba, poco antes de su debut en Fórmula 1, de que Kevin tenía todo lo que su padre, y más: era rápido y un talento, como su padre lo fue, pero estaba centrado y enfocado, no como Jan, en su tiempo de F1. Pero con el tiempo, el piloto faltón y marrullero ha salido a la luz. Y ahora que la FIA no le sanciona, está seguro de que todo está bien.
Lo cuentan en Autosport, en palabras de Magnussen: «Sé que estoy presionando fuerte, y esa es mi intención. Si está bien para los comisarios, está bien«. Por tanto es de esperar que sigamos viendo ese estilo de pilotaje agresivo y duro.
Lo que ocurre es que la hemeroteca está para algo, y desde un punto de vista de aficionado de salón, ese que ve la carrera correspondiente y enarca las cejas cuando ve algo inusual, tenemos delante a un piloto faltón y marrullero, no a un piloto duro e incisivo al volante.
A algunos seguidores de McLaren les escoció mucho ver como un ex-piloto de la escudería bromeaba (y no era para tanto) sobre la falta de prestaciones de sus monoplazas. Eso es algo menor, pero en el fondo deja un poso de desprecio, de falta de elegancia… no sé, cuando alguien habla mal de sus anteriores patrones, es feo.
Los rumores (o certezas) de que Renault no renovó a Magnussen por ser indisciplinado y una persona con gusto por dar excusas en vez de por falta de aporte económico también aportan su granito de arena. Tienes un piloto con manos, pero es indisciplinado, no juega en equipo, va por libre… Si es un megapiloto, te tragas el orgullo; si es un buen piloto escogerás un repuesto fresco y más amigable.
El tema de la radio… es normal. Todos los pilotos juran en arameo y llaman de todo a los rivales. Grosjean es el más prolífico en cuanto a cantidad de improperios por segundo en su inglés con fuerte acento francés y la vena tensa al límite. Alonso no se corta, raja del equipo, de los demás… Vettel, qué decir de sus clases magistrales. Hamilton lo hace muy indirectamente, es más elegante, pero también suelta. Pero si en el corralito de prensa, con la adrenalina ya calmada, dices lo que dices a un compañero delante de las cámaras…
Que sí, que a Magnussen no le ha caído penalización alguna por las últimas actuaciones sobre la pista. Que en la última, con Alonso, se llevó de su propia medicina (y bien que le estuvo, opinión personal) y aquí paz, y después gloria. Pero, chico, no te confíes y no creas que se puede confundir siempre la lucha cuerpo a cuerpo y el contacto con tirar a muerte porque has de retener los puntos a toda costa porque tu coche no pertenece a la zona en la que estás.
¡Eso no funciona!