El verano lleva consigo un descanso en los campeonatos automovilísticos de primer nivel, que suelen descansar en agosto. Pero a la vez, parece que el hecho de no tener carreras durante un periodo de tiempo significativo implica que hay que generar algún tipo de publicidad o venta del producto justo antes del parón. Sea casualidad o no, el caso es que Sébastien Buemi perdió los nervios en el ePrix de Montréal con tres pilotos distintos y en Fórmula 1 el nivel de enfado no se ha quedado corto.
Kevin Magnussen y Nico Hülkenberg pelearon duramente en un GP dificultoso para ambos, en el que los pilotos de Haas y Renault tuvieron un encontronazo en pista. En la vuelta 62, el danés aguantó un ataque del alemán por el exterior de la segunda curva y echó del asfalto a Hülkenberg, que acabó yéndose por la hierba. Magnussen recibiría una sanción de cinco segundos post-carrera que le haría caer de la 11ª a la 13ª posición mientras que el de Renault acabaría retirándose a falta de dos giros y culminaría así un mal domingo iniciado con un pit stop lento de diez segundos.
Después de la maniobra, Hülkenberg acusó a Magnussen de ser un piloto sucio ante varios medios de comunicación y fue a decirle lo mismo en pleno comité al de Haas, que le contestó con un icónico «suck my balls, honey». Los puñales de la acusación volaron en lo que no deja de ser un momento tenso entre dos pilotos al volante de coches que no siempre están para puntuar. Magnussen se ha llevado una sanción de dos puntos en su carnet por el incidente en pista, aunque está por ver si sus dulces palabras ante los periodistas le pueden costar más caro.