Acababa de perder el liderato fugaz del Rally de México y la frustración encontró su válvula de escape en forma de dura crítica hacia el equipo Citroën Racing. Molly Pettit, entrevistadora del WRC, recogía el guante y se lo trasladaba a Sébastien Ogier, el cual se sorprendía ante las acusaciones de Kris Meeke y apuntaba a que él y su equipo no habrían realizado “ningún tipo de táctica sucia” a la que hacía referencia el norirlandés de Toyota GAZOO Racing.
Horas más tarde, Meeke recularía y reconocía su equivocación. Dirección de carrera confirmaba que la decisión de sacar la bandera roja había sido 100% responsabilidad suya y que Esapekka Lappi había pulsado el botón verde en el Citroën C3 WRC que indicaba que estaba en buenas condiciones. Serían los responsables deportivos del Rally de México los que decidían neutralizar el tramo, el primero del sábado, al no saber dónde estaba el piloto y en especial por la zona rápida en la que se encontraba cruzado su vehículo, algo que podía ser un peligro especialmente para otras categorías debido a la escasa visibilidad que había.
Sinceramente quiero disculparme, desde el fondo de mi corazón, a la gente del equipo de Citroën. Tuve malas palabras, que no debería haber dicho. En el calor del momento, había muchas cosas sucediendo y era difícil imaginar lo que podría haber sucedido. Me disculpo sinceramente.
El piloto británico aprovecharía la tranquilidad de la recepción del hotel anexo al Poliforum para grabar un vídeo en el que se le ve seriamente arrepentido por sus palabras hacia el que fue su ex-equipo hasta el Rally de Portugal 2018, cita en la que tras un nuevo accidente, la firma de los dos chevrones tomaría la decisión de despedirle.