La All-Star Race de NASCAR es una cita no puntuable de celebración de la disciplina, con su parte de entretenimiento y de rigor al mismo tiempo. 15 pilotos tenían capturado su billete y entre ellos campeones pasados del evento como Kevin Harvick, Kyle Busch y Joey Logano, junto a rostros jóvenes y hambrientos como los de Chase Elliott, Ryan Blaney o Erik Jones. Pero nadie contó con la aparición en el top 10 de los cuatro pilotos del Monster Energy Open, encabezados por Kyle Larson en una cita con Overtimes en tres de las siete partes previstas y con Clint Bowyer y Ryan Newman intercambiando puñetazos y explicaciones en el pit lane.
Cuatro posiciones de acceso a la carrera estaban en juego en el Open, tres por méritos en los segmentos respectivos y un último gracias a los votos del público. Larson no tenía garantías y se trabajó su entrada en la carrera remontando de la séptima a la segunda posición en el primer segmento del Open, alterado por el reventón de motor de B.J. McLeod. El poleman Daniel Hemric, Larson y Darrell Wallace Jr. encabezaron un grupo de siete pilotos que no pararon y fueron masacrados en el Overtime por William Byron, que tomó cuatro gomas y aprovechó el paralelo entre Larson y Wallace para ganar el primer asalto de 20 giros.
Alex Bowman, Daniel Suárez y Ryan Preece encabezaban el pelotón en el segundo segmento a 20 vueltas, mientras Hemric, Larson y Wallace subían hacia arriba. Un choque entre Preece y Hemric enviaba al de Childress a la hierba del infield en lucha por el tercer puesto, siguiendo en pista Bowman, Wallace y Matt Tifft en el Overtime. Wallace resalió mejor que Bowman y cerró dos ataques de Suárez, que realizó un buen fuera-dentro pero acabó trompeando al pisar la hierba en meta. Se apuntó así Wallace el segundo acceso en el asfalto, ganando Larson el tercero a Ty Dillon y a Matt DiBenedetto y llevándose Bowman el voto del público.
Volvió a cambiar el formato y número de vueltas en 2019, en este caso de 85 giros estructurados en el sistema 30-20-20-15, a diferencia del 20-20-20-10 (para un total de 70 vueltas) en 2017 y añadiendo cinco vueltas más al 30-20-20-10 de 2018. Clint Bowyer y Kevin Harvick formaron un tándem inicial que situó al #4 delante del Toyota y en detrimento del poleman Bowyer, que cayó al tercer lugar. Harvick y Busch rodaban cerca en la pelea por el liderato y el de Gibbs adelantó al de Stewart-Haas a falta de 11 vueltas del final de la primera parte, llegando Martin Truex Jr. a la estela de Harvick.
Erik Jones reventó un neumático y forzó el tercer Overtime del día (único en la carrera grande), en el que Brad Keselowski intentó contener sin éxito ni gomas nuevas a Kyle Busch, vencedor de la primera parte. Ryan Newman trompeó en un golpe con Wallace y Larson, Byron y Bowman demostraban su buen hacer en el Open al alcanzar el top 8. Larson ascendió a base de líneas exteriores y se situó tercero en busca de Logano y Harvick, nuevos líderes con la mala resalida de Kyle Busch. Harvick amplió su distancia y se apuntó el triunfo sin complicaciones en la segunda parte.
Bowyer se apuntó a la primera posición al poner dos gomas de cara al tercer segmento, siendo relegado por Logano. Harvick entorpeció su ritmo con una rueda suelta en su Ford y tuvo la suerte de recibir una caution por el choque entre Kyle Busch y Austin Dillon, que a su vez se fue contra Jones al muro de la curva 4. Logano, Elliott, Byron y Keselowski ocuparon las primeras posiciones en el tercer segmento, vencido por el vigente campeón de la Cup Series. Logano, Elliott, Jones y Kyle Busch no cambiaron gomas, Hamlin y Kurt Busch pusieron dos y el resto instaló cuatro, sobreviviendo Bowman, Hamlin, Truex y Johnson a un intenso 4-wide.
Elliott pasó a Logano gracias al empujón de Kyle Busch, que rebasó al de Hendrick a falta de 13 vueltas. Blaney hizo trompear a Hamlin poco después y Elliott y Logano marginaron a Busch en la resalida, dónde Larson pasó de sexto a primero por el centro de la pista en parte gracias a la ayuda de un hábil Harvick que volvía a las posiciones delanteras. Un choque solitario de Jones generó una última bandera amarilla tras la cual Larson contuvo a unos nerviosos Harvick y a Kyle Busch, que tocaron el muro. Larson se llevó el millón de dólares y dio un claro mensaje hacia los pilotos punteros, un estatus que él nunca debió dejar.
Fireworks after the #AllStarRace checkered flag between @ClintBowyer and @RyanJNewman! pic.twitter.com/ciFkzAUKvy
— #NASCARSalutes (@NASCAR) May 19, 2019
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